La literatura puertorriqueña en el exterior generó un cuestionamiento sobre qué es la puertorriqueñidad, y si hay una lengua específica para escribir la literatura puertorriqueña.
Los inicios de la literatura puertorriqueña ocurrieron durante las primeras décadas del siglo XIX como un modo expresivo de un pueblo con conciencia de sí mismo.
La generación del 80, como grupo literario en Puerto Rico, surge del desencanto de la lucha fallida de las décadas anteriores de los sesenta y setenta, que se distinguían por sus grandes proyectos sociales y literarios; su denuncia de la lucha de clases, y por su contradiscurso con lo establecido
En los momentos críticos de la historia, la humanidad ha apostado al arte como medida para lidiar con las situaciones, pero también para invocar un cambio.
La década de 1880 fueron años de mucha actividad política, de polos bien demarcados por las ideologías, al tiempo que surgían las grandes invenciones: el tren, el telégrafo, los inicios del teléfono; se multiplicaron las fábricas, también las publicaciones gracias a imprentas más ágiles y accesibles.
A partir de 1945, los Estados Unidos lograron establecer su hegemonía tras la victoria de la Segunda Guerra Mundial, el cese de la Gran Depresión y la aceleración del curso globalizador mediante la industrialización y la construcción de armas nucleares.
Desde su imposición en 1898, luego de la invasión estadounidense, la presencia del inglés en Puerto Rico se ha caracterizado por las controversias que protagoniza con el español, en términos de preservación y valoración.
Si bien a través del siglo XIX y comienzos del XX algunas mujeres habían venido incorporándose al quehacer literario puertorriqueño, no es hasta fines de la década del veinte y a través de la del treinta que aparece un grupo significativo de escritoras, entre las que figuran las ensayistas: Margot