El hábito de otorgarles a los funcionarios del Estado la autoridad para conceder excepciones en el cumplimiento de leyes, normas y reglamentos, se justifica comúnmente como una medida pragmática y razonable que le proporciona flexibilidad y eficiencia a la administración pública.
El triunfo definitivo del capitalismo sobre la organización de las economías, con su promesa de prosperidad y progreso fue lo que le permitió a la gran burguesía europea instrumentar su control político sobre las instituciones.