Unidad móvil de WKAQ Radio, cubriendo la conmemoración del 4 de julio de 1936, en San Juan. Foto del Proyecto de Digitalización del periódico El Mundo, Sistema de Bibliotecas del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras.
La permanencia y vigencia de la radio puertorriqueña: a un siglo de estar en el aire
El 3 de diciembre de 2022 la radio puertorriqueña conmemora su centenario. Una andadura que no hubiese sido posible sin la intensa actividad de un puñado de radioaficionados que previo al inicio de la radio en nuestro país experimentaron con transmisiones, construyeron y adquirieron equipos, y escucharon algunas de las primeras transmisiones radiales que se generaron en Estados Unidos.
Figuras como Joaquín Augusty, Facundo Bueso, Enrique Camuñas, Luis Rexach y Jesús T. Piñero, entre otros, fueron algunos de los que sentaron las bases de la radiodifusión en Puerto Rico. Piñero fue el primero que operó una estación de radio en el país. En 1921 construyó una en su casa. Además, fue el primer boricua en ser nombrado Gobernador de la isla. En el año 1946, ya con una sólida carrera como ingeniero y político, fue designado Gobernador por el presidente de Estados Unidos, Harry S.Truman. Bueso, por su parte, se convirtió posteriormente en un científico (físico) muy destacado, siendo el primer decano de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Puerto Rico y un gran propulsor de la ciencia a través de los medios de comunicación.
Las ansias de modernidad y progreso que caracterizaron a los pioneros de nuestra radio se repitieron a través de todo el mundo. Los radioaficionados y los científicos de ese período entendían que el medio sonoro ayudaría a superar los males sociales, a elevar el nivel de la discusión pública, y a promover la pluralidad de ideas y la educación. En ese sentido, no sería arriesgado afirmar que la utopía de un sistema de comunicación capaz de difundir información y el conocimiento más allá del tiempo y del espacio no nació en el siglo XXI, sino a principios del siglo XX, cuando los avances tecnológicos y la modernidad nos llevó al logro de la comunicación inalámbrica, una ambición que se remonta a la segunda parte del siglo XIX.
En esa época los avances tecnológicos como la fotografía, el telégrafo, el teléfono, el cinematógrafo, los ferrocarriles, las máquinas agrícolas, los sistemas de correos, los barcos de vapor y la electricidad, por brindar algunos ejemplos, produjeron un sentido de optimismo. La palabra progreso formó parte integral del vocabulario cotidiano de las personas en aquellos tiempos (Ortiz, 2000).
Con los desarrollos que dieron paso a la creación de la radio en la primera parte del siglo XX, muchas voces independientes de todo el mundo vieron en el medio sonoro una posibilidad de hacerse oír sin intermediarios. Lo mismo que ocurre actualmente en la WEB 2.0, donde nos hemos convertido en lectores, espectadores y productores de contenidos gracias a la digitalidad. La radio fue pionera en términos del espíritu interactivo que vendría después con la sociedad red.
Una aventura centenaria
En el contexto nuestro, la conmemoración del centenario de la radio puertorriqueña (1922-2022) y el momento histórico especial que vive el país, marcado por los desastres concurrentes que hemos enfrentado en los últimos años (la quiebra económica, los huracanes “Irma” y “María”, la secuencia de terremotos y la pandemia del COVID-19) también me invita a reflexionar sobre los desafíos de nuestro medio sonoro. Una vez más, la historia nos da pistas que pueden llevarnos a ver el futuro con un optimismo moderado.
El medio radial arrancó en Estados Unidos en 1920 con la transmisión de los resultados electorales de noviembre de ese año a través de la emisora KDKA de Pittsburgh, Pennsylvania (Lewis & Booth, 1992). Pocos años antes el mundo batalló contra la mortal pandemia de la influenza (39 millones de personas murieron), mal llamada “española” porque algunos pretendieron establecer su origen en el país europeo. Ese terrible virus, sin embargo, no acabó con los impulsos creativos y las ganas de progreso. Como explica Christakis (2020), los años que siguieron a la pandemia de la influenza de 1918 más bien encendieron un renovado sentido de propósito y posibilidades que dieron paso a desarrollos tecnológicos e innovaciones sociales que sentaron las bases para el surgimiento y desarrollo de la radio, entre otros hitos históricos.
Algo parecido ocurrió recientemente con la radio puertorriqueña. Como consecuencia de las medidas de control puestas en marcha en el país para prevenir los contagios durante el período crítico de la pandemia del COVID-19 en el 2020, las emisoras tuvieron que ajustar sus rutinas de producción de contenidos y aprovechar más las opciones que ofrecen las plataformas y aplicaciones de comunicación emergentes. La radio brindó información sobre las instrucciones sanitarias, difundió información confiable e hizo lo posible por contrarrestar rumores y narrativas negacionistas con respecto al virus. Para hacerlo reorganizó la producción de sus espacios en directo, evitando dentro de todo lo posible la presencia de sus talentos o invitados en los estudios (muchos presentadores originaron las transmisiones desde sus casas) y desarrollando protocolos cuidadosos para la desinfección de sus espacios de trabajo y el uso obligatorio de mascarillas. Además, sus gestores promovieron el uso del teléfono y sus aplicaciones; de herramientas de comunicación audiovisual como Skype, Zoom, Microsoft Teams o Google Meets; y de las redes sociales. También, mejoraron la presentación de los contenidos en su sitio WEB, donde el público tiene acceso a las transmisiones en directo (sonoras o audiovisuales), a los podcasts de los programas, a noticias, a periodismo de servicios (información climatológica, sobre el desarrollo del COVID-19 o en torno a avances tecnológicos), a información sobre la programación y a archivos sonoros. Nuestra radio asumió con creatividad y sin complejos el desafío de la reinvención en medio de una situación de emergencia. En el proceso, aceleró sus pasos con respecto a la adaptación a la digitalidad, las nuevas prácticas de consumo de medios y las lógicas del ecosistema de la comunicación contemporánea.
Durante los pasados 100 años la radio de Puerto Rico ha demostrado ser un prolífico vehículo de información (noticias y análisis) y entretenimiento (programas de tertulias, música variada, series dramáticas o de comedia); un foro público; un vehículo educativo; un servicio esencial en el contexto de situaciones de emergencias y desastres socioambientales; y un acompañamiento para los ciudadanos. Gracias a la radio, entre otros medios, los puertorriqueños comenzaron a escucharse a sí mismos, fortalecieron un sentido de ciudadanía y reafirmaron su identidad cultural.
El rol que tuvo la radio durante el desastre socioambiental que vivimos tras los pasos de los huracanes “Irma” y “María” en el 2017 sintetizó todo lo anterior. Por ejemplo, el medio radial brindó sostén, acompañamiento y guía a los puertorriqueños durante la crisis. Varias estaciones se transformaron en centros de acopio en los que las personas pudieron buscar medicinas, cargar sus equipos de terapias respiratorias y otros dispositivos electrónicos, y hasta abastecerse de comida y agua. Además, diversas emisoras se constituyeron en intermediarios entre los residentes del país y la diáspora puertorriqueña (Nieves, Takahashi & Chávez, 2018).
La radio se revitalizó al ocupar un espacio vacío. En un momento dado, con un 82 por ciento de los ciudadanos sin el servicio de energía eléctrica o de internet, el medio sonoro volvió a ser el principal vehículo de comunicación del país. Las estaciones radiales obtuvieron un importante impulso económico, producto de la pauta publicitaria del sector público y privado. El Gobierno, por ejemplo, aprovechó la radio para difundir información sobre las ayudas a los damnificados del huracán “María”, sobre el restablecimiento de los servicios de energía eléctrica y agua, o sobre la reapertura de los caminos y autopistas afectadas por el azote del ciclón. Por otro lado, el sector privado compró tiempo radial en clave de publicidad para comunicarse con sus empleados, particularmente con aquellos que se quedaron sin servicio telefónico y estaban desconectados a través de toda la isla; para promocionar sitios de comidas preparadas; para anunciar los servicios de oficinas médicas o para hacer constar sus iniciativas filantrópicas en favor de los ciudadanos. Además, en muchas ocasiones representantes del sector de la telefonía móvil fueron entrevistados en varios espacios noticiosos para que rindieran cuentas sobre la restauración de la infraestructura de la telefonía celular. Un estudio sobre el consumo de medios durante la crisis evidenció que la radio de la banda AM fue el medio de comunicación más utilizado por los puertorriqueños para obtener información antes, durante y después del huracán “María” (Modestti, 2018).
Los “KP4” siempre apoyando
En la resaca del huracán “María” en Puerto Rico los radioaficionados, para quienes el manejo de sus equipos de onda corta suele ser, fundamentalmente, un pasatiempo, tuvieron un rol muy importante en la respuesta y la recuperación tras la emergencia. Ante la destrucción del sistema eléctrico, la precariedad de la telefonía móvil, el poco acceso a internet y la ineficacia de los teléfonos satelitales, los denominados “KP4” lograron entablar comunicación con sus colegas de dentro y fuera de Puerto Rico, emitieron mensajes siguiendo los códigos Morse y enviaron correos electrónicos —sin fotos o vídeos—. Por ejemplo, compartieron listas de pacientes, información sobre los medicamentos más requeridos y reportes sobre la situación en los refugios, entre otros datos.
Al igual que la radio convencional, la radio de onda corta se desarrolló en los primeros años del siglo XX. Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo comenzó a ser más restringida debido a los controles que se le impusieron a nivel global a partir de la Segunda Guerra Mundial y al hecho de que la radio convencional ya se había convertido en un negocio muy lucrativo. Conscientes del valor de su trabajo en la prevención, respuesta y recuperación en una catástrofe socioambiental, en el 2018 la Asociación de Radiodifusores de Puerto Rico solicitó al Gobierno que integrara a la radio en los planes oficiales del Negociado para el Manejo de Emergencias y Administración de Desastres del Departamento de Seguridad Pública. Su objetivo fue viabilizar el libre acceso de los radiodifusores a sus instalaciones de transmisión y difusión; y facilitar la adquisición de bienes y suministros en el marco de un desastre socioambiental. Además, la experiencia adquirida en el desastre socioambiental de “María” hizo que los radiodifusores fuesen más conscientes de la importancia de cumplir con las reglamentaciones modernas para erigir antenas y de atemperar sus instalaciones a la realidad de una naturaleza marcada por el calentamiento global, proclive a inundaciones severas y ciclones de mayor intensidad; y de ajustarse a la realidad de un país con una infraestructura eléctrica anquilosada y un Gobierno que suele improvisar mucho y ejecutar mal en la prevención, la respuesta y la recuperación en una emergencia. Entendieron que las lecciones aprendidas en los huracanes “Georges” (1998) y “Hugo” (1989), por ejemplo, ya habían caducado. Además, que en la era digital los modos de consumir información, música y contenidos se habían transformado.
La radio a la altura de los tiempos
Desde principios del siglo XXI, las estaciones radiales puertorriqueñas comenzaron a crear páginas webs, a desarrollar sus transmisiones en directo también a través de internet y a echar mano de las redes sociales con el fin de establecer lazos e interacciones más dinámicas con sus públicos. La irrupción de los teléfonos inteligentes como artefacto fundamental en la vida cotidiana de las personas, vehículo para la comunicación, la información y el ocio cultural, era algo que ya se percibía en el horizonte. El teléfono celular, con sus aplicaciones para acceder a archivos audiovisuales y centro de operaciones de las tareas personales, sería el “receptor radial” de muchos.
En la actualidad la radio puertorriqueña trabaja para ser más coherente con las prácticas del ecosistema de la comunicación actual, caracterizado por el multimedia y la digitalidad. Primero, no quiere perder de vista que la internet le permitirá llegar a más personas, dentro y fuera de Puerto Rico, y tener interacciones inmediatas con ellas. Eventualmente, ya eso influencia los enfoques temáticos de la programación, que cada día es más “glocal” (local y global a la vez) y más libre en términos de los formatos. Además, podrá dar paso al desdoblamiento de programación (contenidos simultáneos en directo para distintos nichos de público y temas). Las radioemisoras puertorriqueñas también trabajan arduamente en la arquitectura de sus sitios WEB para aumentar la accesibilidad (la navegación fácil), la usabilidad (facilidad de los usuarios para manejar la oferta que se le brinda) y la puesta en escena multimedia (sonido, fotos, palabra, vídeos, animaciones y gráficas).
El apogeo de los “podcasts”, con su formato libre y su pluralidad de temas, enriquece y diversifica la oferta del medio radial. Según la investigación de Ortiz Díaz, Moreno-Moreno y Vargas (2022), en Puerto Rico se producen 743 “podcasts” independientes, 723 a cargo de comunicadores aficionados y 20 realizados por medios periodísticos. Los radiodifusores puertorriqueños ya están asumiendo que se trata de un vehículo comunicativo muy popular que aporta mucho a su programación.
Ese espíritu de adaptación, innovación y empuje frente a los desafíos, ha marcado la trayectoria de la centenaria radio puertorriqueña. Una aventura que comenzó la noche del 3 de diciembre de 1922 cuando, de la mano de Joaquín Augusty y el auspicio de los empresarios de la telefonía, Hernand y Sosthenes Behn, se inauguró en San Juan la emisora WKAQ AM. La primera transmisión, que se originó en el antiguo Cine Rialto de la calle San Francisco en el Viejo San Juan, consistió de un acto musical.
El inicio de la radio en Puerto Rico fue el resultado de varios factores sociales, políticos y económicos a nivel nacional e internacional. Sin embargo, como indiqué al principio de este escrito, una parte importante del mérito lo tuvo la febril actividad de experimentación, pruebas y divulgación que desarrollaron personajes como Augusty, Bueso, Camuñas, Rexach y Piñero. En 1921 fundaron “The Porto Rico Radio Club” para promover sus actividades y atraer el interés de los ciudadanos por el medio radial; y en el 1923 publicaron su revista oficial, “Porto Rico Radio News”. Estos jóvenes entusiastas de la tecnología, la ciencia y la ilusión de progreso sentaron las bases de la radiodifusión en Puerto Rico.
Referencias
Christakis, N. “Apollo’s Arrow. The profound and enduring impact of Coronavirus on the way we live”. Nueva York: Hachette Book Group, 2020. 283.
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Nieves, Y., Takahashi, B. & Chávez, M. “La radio y sus oyentes durante el huracán María: un reexamen de la relación medio-audiencia en situaciones de emergencia”. Intersecciones, Volumen 1, Núm. 2, 2018. http://copu.uprrp.edu/la-radio-y-sus-oyentes-durante-el-huracan-maria-un-reexamen-de-la-relacion-medio-audiencia-en-situaciones-de-desastres/. Consultado el 2 de mayo de 2022.
Modestti, M. “Desafíos de la comunicación en un país incomunicado. La comunicación en Puerto Rico ante el paso del huracán “María””. Intersecciones, Volumen 1, Núm. 2, 2018. https://copu.uprrp.edu/desafios-de-la-comunicacion-en-un-pais-incomunicado-la-comunicacion-en-puerto-rico-ante-el-paso-del-huracan-maria/. Consultado el 2 de mayo de 2022.
Ortiz Díaz, G., Moreno-Moreno, E. & Vargas, E. “La oferta de podcast nativo en Puerto Rico: la identidad cultural independiente frente a la industria periodística”. Revista de Comunicación, Universidad de Piura, Perú, Vol. 21 (Número 1), 2022. 293.
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Wu, T. “The Master Switch. The Rise and Fall of Information Empires”. USA: Random House, 2010.
Autor: Dr. Mario E. Roche Morales
7 de mayo de 2022
Edición: Dra. Lizette Cabrera Salcedo
8 de mayo de 2022
Revisión: Mariela Fullana Acosta
17 de mayo de 2022