Los tres Santos Reyes por Javier Moscoso
La talla de santos se ha convertido en un símbolo nacional del País. Es un tipo de manifestación artesanal y de imaginería popular a la que se le conoce también como Santos de Palo. Como su nombre lo indica, tradicionalmente son tallas en madera de los santos, la Virgen y los Reyes Magos, de la iglesia católica. Se considera que la actividad de tallar santos tuvo sus comienzos en el siglo XVII, cuando las iglesias se encontraban muy lejos de los puertorriqueños que habitaban el interior de la Isla. A los talladores de santos se les conoce también como santeros.
En la imaginería popular puertorriqueña documentada, se han incluido -además de las tallas en madera- pequeñas tablas talladas al relieve. En las primeras, el cuerpo aparece tallado en una sola pieza, exceptuando las manos y los elementos que diferencian unos santos de otros (tallados y añadidos después de terminada la pieza). Esto explica por qué tantos de nuestros ejemplares de colección están faltos de extremidades, por ejemplo.. Los santos se han creado, tradicionalmente, con maderas nativas, aunque hay algunos que muestran capas, mantos y otros atributos realizados con lienzos o papel enyesado. También se han documentado, aunque en menor escala, imágenes creadas en yeso o papel. El tamaño de los santos puertorriqueños varía entre cinco y veinticinco pulgadas de altura, aunque también se han trabajado tallas de tamaño natural.
Actividades como el culto y la talla de santos estuvieron íntimamente ligadas a la tradición de hacer altares en las casas, ante la distancia que existía entre la iglesia y las zonas rurales remotas del País. En los hogares, la imagen del santo se colocaba sobre una tablilla o en un pequeño nicho que, por lo general, se ubicaba en la parte superior del dormitorio o en la sala. El nicho podía ser un pequeño cajoncito de madera, con dos puertas que abrían y cerraban; también se construía colocándole, en la parte frontal, una lámina de cristal, lo que lo transformaba en una pequeña vitrina. En ocasiones, la parte superior del nicho estaba decorada con un pequeño tímpano o frontón, que asemejaba la fachada de una casa con techo a dos aguas. Los nichos representaban un pequeño sagrario o relicario.
Los santos más antiguos que se han documentado datan del siglo XVIII. Sin embargo, el culto a los santos en Puerto Rico parece haber adquirido particular importancia a partir del siglo XIX, ya que se ha encontrado una gran cantidad de tallas que datan de esa época. Los devotos católicos creían que los santos protegían a su familia e intercedían por ellos ante los miembros de la alta jerarquía divina, compuesta por la Santísima Trinidad: Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo.
Las prácticas propias que ordenaba la iglesia católica en cuanto a la devoción del santo consistían en rezarle, prenderle velas y celebrarle sus fiestas litúrgicas. También existieron otras prácticas que tomaron, a su vez, un giro social, lo que contribuyó a enriquecer la tradición del culto popular. Una de éstas era “poner al santo bonito”, o repintarlo todos los años para la víspera de su fiesta litúrgica. Otra opción era celebrarle un “velorio” o “promesa”, que comenzaba la víspera de la fiesta litúrgica del santo, en agradecimiento por algún favor concedido. En tales ocasiones se sacaba la talla del nicho y se colocaba sobre un altar de hojas de palma que se ponía, a su vez, sobre una mesa cubierta por un tapete de tela o encaje. Si se creía que el santo había curado a una persona o animal, se le ofrecían “milagros”, es decir, ofrendas de cera y metal que representaban la parte del cuerpo que fue curada.
Existen múltiples variantes iconográficas de los santos, aunque siempre parecen haber existido modelos particualres. Entre ellas se encuentran las relacionadas con los santos patrones de los distintos pueblos: San Antonio, la Virgen de la Inmaculada Concepción, la Virgen del Carmen, la Virgen del Rosario, la Virgen de la Monserrate, San José, San Miguel, San Rafael, el niño Jesús y Santiago Apóstol.También han sido comunes las tallas de San Blas, Santa Bárbara, San Ramón Nonato, Santa Rita y los Reyes Magos.
El arte de tallar santos en Puerto Rico estuvo a punto de desaparecer. Uno de los factores que actuó en su contra fue el proceso de evangelización de las religiones protestantes que se desarrolló a principios del siglo XX y que trajo, entre otras consecuencias, la “quema de las imágenes de los santos”. Sin embargo, esta misma amenaza provocó el interés de sociólogos, antropólogos y otros estudiosos, por rescatar estas imágenes que habían pasado de generación en generación. Los santos, más allá de objetos religiosos, representan una faceta histórica y cultural de nuestro pueblo, convertida en sujeto de estudios sociológicos, antropológicos, religiosos y artístico-artesanales.
Esta revalorización del santo tallado como pieza de valor cultural también trajo, como consecuencia, que se tornara en pieza de colección e inversión. Asimismo, despertó en las instituciones públicas destinadas a conservar y promover nuestro patrimonio -como el Instituto de Cultura Puertorriqueña– el interés por promover el arte de la imaginería popular mediante la convocatoria a certámenes y exposiciones s de santos en museos.
Hoy por hoy, los santos de palo en Puerto Rico se han convertido en un símbolo nacional, que supera su contexto religioso para convertirse en un objeto de valor propiamente cultural con trascendencia internacional. Muestra de ello, por ejemplo, han sido las exposiciones de la colección Teodoro Vidal, en el museo Smithsonian.
Para más información:
Colón, Doreen y otros autores. “Los santos de Puerto Rico: estudio de imaginería popular”. Hong Kong: Asia Pacific, 2003.
García, Emma. “La talla de santos en Puerto Rico”. Periódico La Cordillera, 29 junio de 2010. https://www.lacordillera.net/index.php?option=com_content&id=1670:la-talla-de-santos-en-puerto-rico. Consultado 13/3/2021.
Puig, Héctor, coleccionista. “Santos de Puerto Rico”’ Fotos. http://www.santosdepuertorico.com/. Consultada 13/3/2021.
Publicado: 9 de septiembre de 2014.
Revisión: Dra. Lizette Cabrera Salcedo, 13 de marzo de 2021