La Central Plata fue una de las centrales azucareras establecida en el municipio de San Sebastián a principios del siglo XX. Durante la primera mitad del siglo pasado la central fue una de las principales fuentes de empleo de dicho municipio.
La Central Plata fue fundada por la Plata Sugar Company, corporación creada en el 1910 por un grupo de empresarios puertorriqueños. La construcción de la central y las vías férreas que comunicarían la fábrica con los campos de cultivo se inició en 1911 con un capital de $1,600. En su primer año, la central apenas contaba con 40 colonos que le suplían la caña y molía unas 1,500 toneladas de caña, por lo que era considerada una central de producción media.
Para 1948, la administración de la central llevó a cabo marcados esfuerzos para abaratar los costos de producción, particularmente intentó mecanizar al máximo las operaciones de campo, así como las fabriles. Las mejoras, que ascendieron a cerca de un millón de dólares, consistieron en la implementación de cinco molinos, cuatro calderas, una máquina de vapor, centrífugas nuevas, entre otros. Con estas mejoras la Central logró aumentar su capacidad de molienda diaria y el número de colonos.
También, intentaron ampliar la producción en el campo incorporando nuevas técnicas de producción. A pesar que, desde sus comienzos, se utilizaba el tren como método de transporte del fruto a la central, gran parte del trabajo se llevaba a cabo a mano, como el corte y recogido de la caña. Esto cambió hacia finales de la década de 1950, cuando se sustituyó la faena de cargar los vagones caña por un sistema automatizado. El mismo consistía en el amontonamiento de mazos de caña, los cuales eran recogidos por un remolque que los transportaba a unas grúas fijas o directamente a la Central.
Sin embargo, la iniciativa de mecanizar el transporte de la caña confrontó problemas debido a la topografía accidentada del terreno, la cual provocaba que las llenadoras convencionales no pudieran funcionar eficientemente. Además, muchos colonos no producían suficiente caña como para que se necesitara un sistema de grúas.
En 1952, la Central Plata tuvo una zafra récord. Contaba con 1,600 colonos que molieron cerca de 557,700 toneladas de caña en la central. No obstante, a partir de este momento, la industria azucarera isleña sufrió un acelerado deterioro. La molienda en la Central Plata en 1953 se redujo a 415,000 toneladas de caña, debido a la disminución en la cuota de exportación que impuso el gobierno estadounidense en 1935 a través de la Ley Costigan-Jones. Esta medida perseguía asegurar un flujo ordenado y adecuado de azúcar de consumo al mercado estadounidense. La cuota se fijó a base del promedio de producción de las últimas cinco zafras de la central, lo que provocó que se quedaran sin procesar entre 150,000 y 160,000 toneladas de caña. Esta restricción afectó marcadamente a los colonos que en los últimos años habían aumentado sus cultivos.
Esta situación, que perduró por varios años, causó la paralización de las renovaciones, la disminución de los cultivos y la reducción de la calidad de la caña. A partir de entonces, la gerencia se vio obligada a operar solamente fincas de su propiedad y otras mediante arrendamiento, ya que muchos colonos se vieron forzados a abandonar la producción de caña.
A partir de 1955, se intentó mejorar la producción por cuerda a través de la aplicación de nuevas técnicas agrícolas, tales como la renovación de plantaciones y la siembra de nuevas variedades. Como ninguno de los colonos restantes estaba en condiciones de llevar a cabo este tipo de renovaciones, se constituyó el Departamento de Servicio al Colono, el cual ofrecía asesoramiento técnico en selección de nuevas variedades de caña y en adaptación de nuevas prácticas de cultivos. También proveía la maquinaria y el equipo necesarios para la preparación de los terrenos. Estos cambios se reflejaron en un aumento en la molienda. Para el 1966, se molieron 670,295 toneladas de caña y se produjeron 64,527 toneladas de azúcar, lo cual consistió en la zafra más productiva de toda su historia.
No obstante, esto resultó ser una solución temporera ya que, con el paso del tiempo, las pérdidas se intensificaron y se hizo más difícil abaratar los costos de producción. Debido a esta situación, la Central Plata fue arrendada por el gobierno de Puerto Rico y en 1976 fue adquirida por el mismo. La Central Plata continuó operando en déficit hasta que, finalmente, cesó operaciones en 1996.
Adaptado por Grupo Editorial EPR
Fuente original: Central Plata: su historia y desarrollo, Junta Azucarera de Puerto Rico.
Publicado: 13 de septiembre de 2010.