El Castillo San Cristóbal, como se le conoce localmente, es la fortificación más grande construida por los españoles en el Nuevo Mundo. Está ubicado a un kilómetro del Castillo San Felipe del Morro y a casi 45 metros sobre el nivel del mar. Su función principal consistía en la defensa de la isleta desde tierra firme.
En el 1625 una flota holandesa comandada por el general Boudewijn Hendricksz atacó la isleta de San Juan por tierra firme. Las tropas españolas obligaron a los holandeses a abandonar la ciudad, pero éstos no se fueron sin antes saquear y quemar el poblado. Este ataque dio pie a un proyecto de fortificación de las defensas de la isleta que consistía en mejoras al Morro, la construcción de una muralla que circundara el poblado y de un fuerte que defendiera la isla de ataques por tierra. En 1634 comenzó la construcción de un fortín en el borde noreste de la muralla, el cual es el precursor de la fortificación que aún existe en la actualidad. Para 1650, San Cristóbal era poco más que una plataforma semicircular para guarecer los cañones que se ubicaron entre dos salientes de las murallas del pueblo.
El Castillo adquiere su forma actual cuando en el siglo XVIII, bajo las órdenes del rey Carlos III, el mariscal de campo Alejandro O’Reilly y el jefe de ingenieros de San Juan, Tomás O’Daly comienzan las obras que transformarían a San Cristóbal en el fuerte más grande de Puerto Rico y de Hispanoamérica. Las reparaciones de las defensas de San Juan comenzaron el 1o de enero de 1766 en San Cristóbal, que era el sector más expuesto de las viejas fortificaciones. Fue necesario modificar la topografía del lugar donde se construyó el fuerte. Los obreros limpiaban y graduaban el terreno del área este para que los cañones del fuerte alcanzaran todos los extremos. En la zona sur, algunos pantanos se rellenaron mientras que otros se mantuvieron como barreras naturales. Diariamente, más de 400 hombres trabajaban en la construcción, incluido: obreros, convictos, soldados y esclavos. Al finalizar las labores de construcción en 1783, San Cristóbal se había convertido en una compleja fortificación que cubría más de 11 hectáreas. El fuerte tenía múltiples líneas de defensa, baterías y bastiones, en varios niveles. Si el enemigo capturaba alguna de las líneas de defensa, los españoles podían seguir combatiendo desde las restantes sin mayores dificultades.
En 1790 el Castillo San Cristóbal estaba compuesto por un hornabeque, que le daba continuidad a las murallas de la ciudad y encima de éste había una plataforma para cañones conocida como el caballero. Delante del hornabeque, y rodeado de fosos secos, está ubicado el revellín San Carlos y la contraguardia la Trinidad. Más arriba está la plaza de armas que conduce a una fortificación llamada “El Abanico” y dos baterías con vista al mar, Santa Teresa y La Princesa. En la parte este del castillo se encuentran el Revellín de Santiago y el Bastión de Santiago.
Los cañones de San Cristóbal jugaron un papel importante en la defensa de San Juan en el ataque inglés de 1797, comandado por el general sir Ralph Abercromby, sin embargo, no pudieron superar las fuerzas estadounidenses lideradas por el almirante William T. Sampson, cuando éstas bombardearon la isleta en 1898 durante la guerra hispanoamericana.
Durante los primeros cincuenta años de gobierno estadounidense, San Cristóbal se utilizó como base militar. Algunos de los cambios que le hicieron al fuerte incluyen la instalación de un sistema de plomería y alcantarillado en 1899 y un sistema eléctrico en 1901. Durante la Segunda Guerra Mundial, se construyen puestos de observación para artillería y un centro de comunicación subterráneo. En 1949 se declara el Area Histórica Nacional de San Juan, bajo el Sistema Nacional de Parques. En 1961 el Ejército de Estados Unidos abandona las fortificaciones de San Juan y en 1973 pasa a formar parte del Sitio Histórico Nacional de San Juan. En 1983 el Area Histórica Nacional de San Juan fue declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Adaptado por Grupo Editorial EPR.
Fuente original: Los fuertes del Viejo San Juan, Sitio Histórico Nacional de San Juan, Puerto Rico, 2002. División de Publicaciones del Servicio Nacional de Parques.
Autor: Grupo Editorial EPRL
Publicado: 13 de septiembre de 2010