La Fortaleza o el Palacio de Santa Catalina fue la primera fortificación construida para proteger el puerto y la ciudad de San Juan. Esta estructura ha sido la residencia de los gobernadores de la Isla desde 1544.
Durante los primeros años de la colonización española, en Puerto Rico no existían fortificaciones. La única estructura hecha de piedra y tierra era la Casa Blanca, construida por la familia Ponce de León, que servía de arsenal, almacén y depósito de los fondos gubernamentales. La Corona española autorizó la construcción de un fuerte permanente en San Juan en 1529, pero las luchas contra los indígenas retrasaron la construcción hasta 1537. Este fuerte, que se llamaría la Fortaleza, se construyó cerca de la playa, en la Bahía de San Juan.
Para el 1540, la Fortaleza consistía en un patio interior rodeado de cuatro muros de siete pies de espesor, en el que se podían acomodar unas doscientas personas. Desde la parte terrestre parecía una casa tradicional con techo plano. La puerta principal miraba al poblado y estaba protegida por una defensa en forma de creciente pequeña o media luna. El área que separaba la casa de la costa estaba cerrada por una muralla de seis pies y medio de alto, con una tronera emplazada para sostener cañones.
Una torre construida, al estilo medieval, en un ángulo de la muralla servía de lugar de observación para uso de los defensores. Se conocía como la Torre del Homenaje, ya que en ésta el gobernador juraba lealtad a la Corona española. Debajo de la torre había un calabozo, que se utilizó más bien como almacén de documentos importantes y municiones. Aquí también se llegó a guardar el Cofre de Tres Llaves, el cual contenía los fondos para financiar la colonia. Más adelante, se construyó una segunda torre, la Torre Austral.
La Fortaleza nunca tuvo cañones útiles, ni guarnición, pues el dinero disponible entonces para armas y soldados era muy limitado. Tan sólo había seis hombres (dos artilleros, dos guardias, un hombre al cuido de las armas y un portero), media docena de cañones de 8 libras, 20 arcabuces, 20 ballestas y 40 garrochas.
La Fortaleza siempre fue considerada de poca utilidad militar, debido a sus escasos recursos y a la localización. Aún cuando la fortificación tenía vista al área de anclaje y controlaba el acceso al puerto de la ciudad, la falta de visibilidad óptima a la entrada de la bahía, descartaban su posibilidad como bastión defensor de la isleta. El hecho de que el fuerte no se divisara hasta después de entrar a la bahía tenía el efecto de comunicar al enemigo que la ciudad poseía una pobre defensa.
Durante el ataque holandés de 1625, éstos utilizaron la Fortaleza como cuartel. Antes de abandonar la isleta, la saquearon y quemaron, destruyendo también la Fortaleza, de la que solamente quedaron en pie las paredes. La reconstrucción comenzó en 1640, ésta se llevó a cabo tomando en consideración que se utilizaría como residencia de gobernadores. Se destruyó la antigua ermita de Santa Catalina, que originalmente estaba ubicada junto a las murallas y se construyó una nueva capilla dentro del fuerte. En la actualidad, la capilla de Santa Catalina está ubicada en la Torre del Homenaje. Se cree que la Fortaleza adoptó el nombre de Palacio de Santa Catalina a partir de esta reconstrucción.
Durante el siglo XIX, la Fortaleza experimentó muchas expansiones y mejoras. Se construyó un ala donde se encontraba la secretaría de gobierno y la capitanía general. En 1846, el gobernador Rafael de Aristegui, conocido como el Conde de Mirasol, emprendió una reconstrucción masiva, por la cual la estructura adopta la apariencia de palacio. La fachada que miraba al poblado se hizo al estilo neoclásico y se llevaron a cabo muchas renovaciones en el interior, tales como el arreglo de las paredes y el recubrimiento de los pisos con mármol.
A pesar de que este fuerte ha sido residencia de gobernadores desde su construcción, no fue hasta una real orden presentada el 27 de noviembre de 1822, que la Fortaleza se convierte oficialmente en la residencia de los gobernadores de Puerto Rico.
En el siglo XX, durante el gobierno estadounidense, el gobernador William D. Leahy ordenó la reconstrucción del fuerte, para que se sustituyera el antiguo techo de ladrillo por uno de hormigón. Muchos de los gobernadores, han ordenado labores de reconstrucción, dejando su huella en la estructura. Del edificio original, aún permanecen las dos torres, al estilo medieval, construidas en el siglo XVI.
En 1983, la UNESCO declaró a la Fortaleza o Palacio de Santa Catalina Patrimonio Histórico de la Humanidad.
Adaptado por Grupo Editorial EPR.
Fuente original: Los fuertes del Viejo San Juan, Sitio Histórico Nacional de San Juan, Puerto Rico, 2002. División de Publicaciones del Servicio Nacional de Parques.
Fuentes adicionales: Material informativo de La Fortaleza, Oficina del Gobernador.
La Fortaleza, ficha del Catálogo de Propiedades, Registro Nacional de Lugares Históricos, Oficina Estatal de Conservación Histórica, Oficina del Gobernador, 1995.
Autor: Grupo Editorial EPRL
Publicado: 8 de septiembre de 2014