El “Rosario de promesas a la Virgen y a los santos” es una manifestación folklórica del rosario. Como parte de esta tradición el creyente realiza un pedido al santo de su devoción y le promete que si se lo concede, le rezará una cantidad específica de rosarios. Si la merced se le concede, la persona debe cumplir su promesa.
La promesa se redime la víspera del día del Santo mediante el rezo de un rosario completo. Para esta ceremonia se realizan ciertos preparativos. Primero se contactan los músicos — que generalmente interpretan el cuatro, la guitarra y el güiro — y los cantantes. Luego, se identifica a un rezador o ‘cantaor’ de rosarios y a los integrantes del grupo de cantores que participará en el primer y segundo coro. En las primeras horas de la tarde del día en que se celebra el rosario se prepara el altar. Una vez montado, se convierte en un espacio sagrado. Para el evento, se confeccionan platos, al igual que dulces y pudines. No se sirven bebidas alcohólicas, aunque se le permite al cantaor tomar ron con miel de abeja con el propósito de mantener la voz clara para el cántico del rosario. Por último, se preparan obsequios para las personas invitadas.
Al caer la noche, se canta el primer rosario, el de los misterios gozosos; entre doce y una de la madrugada se cantan los misterios dolorosos y, entre cinco y seis de la mañana, los misterios gloriosos. Entre cada rosario, se cantan aguinaldos (décimas y decimillas de tema religioso) y villancicos al santo. Al terminar el rosario de la aurora, el de la madrugada, se desmonta el altar. Si las condiciones económicas lo permiten, se baila hasta la tarde. El rosario cantado puede durar hasta veinticuatro horas: desde que se monta el altar hasta que se despide la gente después del baile.
El aspecto ritual del rosario de promesa es diferente al del rosario de la Virgen: en vez de rezarse diez aves, se reza una oración para el Santo de la Promesa. El ave se reza inmediatamente después del páter. El esquema es como sigue (R, rezador; c, coro):
R Ave María purísima,
c sin pecado concebida.
R Meditación sobre el misterio.
R Padre nuestro…
c El pan nuestro…
R Dios te salve, María…
c Santa María…
R Que es aquello que reluce
Debajo del campanario,
c no es estrella, ni es lucero,
Que es la Virgen del Rosario.
(Se repite diez veces)
R Gloria…
c como era…
R María, Madre…
c en la vida…
A la oración particular que sustituye las diez aves se le llama, en el folklore, ‘la palabra’. Además de esta diferencia, al esquema folklórico del rosario se le añade, después de la letanía, un reparto de oraciones y los ‘gozos’ o letanía folklórica. La letanía folklórica se supone que substituye a la letanía lauretana (latina). Las oraciones que componen esta sección son: el Alabado; la Voz celestial ha hablado; Te vamos a dar las gracias; Aplaca mi Dios tu ira; Santo Dios y Santo Fuerte y Bendita sea tu pureza.
El reparto de oraciones está compuesto del ofrecimiento y una serie de peticiones a los santos de acuerdo con las necesidades de la familia que dedica el Rosario. Estas peticiones se refuerzan con un número indefinido de padrenuestros y avemarías, una salve y un credo. Con éste último se termina el reparto.
Esta manifestación folklórica del rosario sólo se celebraba en los hogares de los creyentes y no pertenecía a los ritos oficiales de la Iglesia Católica.
Referencia:
Escabí Agostini, Pedro. El Rosario: vista parcial del folklore de Puerto Rico. 2ª edición. Ponce, P. R.: Centro de Investigaciones Folklóricas de Puerto Rico, Casa Paoli, 2002. Impreso.
Publicado: 16 de septiembre de 2014.