La emigración de puertorriqueños a Estados Unidos durante la década de 1950 representa uno de los más grandes éxodos poblacionales en términos relativos, si consideramos el tamaño de la población de Puerto Rico en ese momento. Una emigración neta de casi medio millón de personas, de un total de 2.2 millones de habitantes en la Isla, representa un aumento sorprendente de 21%, una de las cifras migratorias más altas de nuestra época contemporánea (Tablas 1-2).
El movimiento migratorio de puertorrriqueños a la metrópoli ha continuado en décadas posteriores, pero todavía no ha vuelto a alcanzar los niveles del periodo de la Gran Migración de mediados del siglo XX.
Tabla 1
Descripción: Presenta el número de puertorriqueños que emigraron a EE.UU por década desde el 1900 hasta el 2000.
Tabla 2
Descripción: La tabla presenta el porcentaje de puertorriqueños residentes en EE.UU y cuántos de estos no nacieron allí.
Dos interesantes patrones migratorios se han desarrollado desde 1980 entre la población puertorriqueña en Estados Unidos: su movilidad y su dispersión geográfica a través de nuevos estados y regiones de esa nación. Basándose en el Censo de 1990, los investigadores Rivera-Batiz y Santiago en su libro Puerto Ricans in the United States: A Changing Reality (1994), ya habían señalado las etapas iniciales de estos dos patrones, al notar que un poco más de una tercera parte (el 33.8%) de los puertorriqueños que residían en Estados Unidos en aquel momento, se habían mudado de un lugar a otro en los cinco años anteriores. Pero no es solamente el número de puertorriqueños que se mudaban de un lugar a otro, si no también el nuevo patrón de movilidad y asentamiento geográfico que estaban estableciendo dentro de la nación estadounidense. Durante las décadas anteriores, varios investigadores ya habían señalado el patrón continuo del movimiento migratorio entre Puerto Rico y Estados Unidos—a menudo descrito como una migración de viajeros (commuter migration), de “puerta giratoria” (revolving door), de ir y venir, o circular. Pero ahora también se ha confirmado un nuevo patrón de dispersión geográfica que está produciendo cambios muy notables en las ciudades y regiones estadounidenses en donde residen los puertorriqueños.
La población puertorriqueña en Estados Unidos estuvo concentrada por mucho tiempo en el noreste de esa nación, con un 80% de los emigrantes en la región mencionada, de acuerdo a las cifras del Censo de 1970, y un 9% residiendo en el medioeste, especialmente en la ciudad de Chicago y ciertas ciudades del estado de Ohio. Este patrón de asentamiento cambió de manera significativa entre 1970 y el año 2000 (Figura 1).
Figura 1
Descripción: El mapa señala el número de puertorriqueños por estados censados en el 2000.
Entre 1970 y el año 2000, los puertorriqueños gravitaron hacia áreas del sur de Estados Unidos, se mudaron de unas áreas a otras de la región noreste, mantuvieron su presencia en el medioeste, y ahora están representados en la población de todos los estados de la nación estadounidense (Figura 2).
Figura 2
Descripción: Distribución geográfica de la población puertorriqueña por estado en los años 1970 y 2000.
Históricamente y hasta la década de 1970, más del 80% de todos los puertorriqueños en Estados Unidos residían en los estados de Nueva York, Nueva Jersey e Illinois. En el año 2000, una proporción similar residía además en en los estados de Florida, Pennsylvania, Massachusetts, Connecticut y California. Mientras la población de Nueva York e Illinois disminuyó, hubo un notable aumento en la población puertorriqueña de los estados de Florida, Pennsylvania, Massachusetts, y Connecticut durante ese mismo periodo. Estos cambios demográficos se ilustran en las tablas sobre el crecimiento y la distribución poblacional de los puertorriqueños a través de la nación estadounidense entre las décadas de 1980 y el año 2000 (Tablas 3-4) .
Tabla 3
Descripción: Ciudades de mayor concentración poblacional de puertorriqueños en EE.UU. De mayor a menor se ubican las ciudades de mayor concentración poblacional puertorriqueña en EE.UU.
Tabla 4
Descripción: Porcentaje total de la población puertorriquena en EE.UU.
La mayoría de los puertorriqueños en Estados Unidos tienden a residir en áreas urbanas. Por muchas décadas, la ciudad de Nueva York fue la meca principal de destinación. Los millares que llegaron durante los años de la Gran Migración se encontraron en una situación desventajosa al confrontarse con problemas de segregación y prejuicio racial en las condiciones de vivienda y en los empleos. Los migrantes puertorriqueños durante este periodo, fueron en su mayoría de la clase obrera o de áreas rurales o suburbanas, y al llegar a Estados Unidos se convertieron en una mano de obra barata, especialmente para los sectores de servicios y manufactura ligera, como lo fue el distrito de confección de ropa de la ciudad de Nueva York. La Gran Migración de puertorriqueños a Nueva York, Chicago, y otras ciudades del noreste de Estados Unidos, también coincidió con una etapa de profundos cambios económicos en estas áreas geográficas. En esos años la nación estadounidense se estaba enfrentando a nuevos reajustes en su estructura económica, que más adelante serían descritos como un proceso de “desindustrialización”. Una clara indicación de los efectos de este proceso, fue la crisis fiscal de la ciudad de Nueva York a mediados de la década de 1970. Para los puertorriqueños, estos cambios tuvieron serias consecuencias en sus condiciones socioeconómicas y hubo un aumento notable en el desempleo y en sus niveles de pobreza.
A pesar de los cambios mencionados, la ciudad de Nueva York todavía cuenta con la mayor concentración de puertorriqueños. De acuerdo al Censo del año 2000, 789,172 puertorriqueños residen en la ciudad de Nueva York, alrededor del 23% de la población total de la diáspora. En términos del tamaño de la población puertorriqueña, Nueva York es seguida por la ciudad de Chicago en el estado de Illinois, con una población de 113,055 puertorriqueños, y de Filadelfia, Pennsylvania con una cifra de 91,527. Mientras la población puertorriqueña de Nueva York se redujo entre 1980-2000 y la de Chicago se mantuvo estable, la de Filadelfia aumentó casi el doble. Entre las otras ciudades con notables aumentos de población puertorriqueña en las últimas dos décadas se encuentran Boston, Massachusetts, Cleveland, Ohio, y Milwaukee, Wisconsin. Otra clara indicación de este patrón de dispersión geográfica que hemos señalado es el hecho de que, en 1980, 63% de toda la población puertorriqueña en Estados Unidos residía en las 32 ciudades de mayor concentración poblacional puertorriqueña, mientras que ya para el año 2000, solamente un 46% de la población total residía en las mismas.
Otra importante observación demográfica es el aumento considerable, desde 1980, de la población puertorriqueña en ciudades más pequeñas, tales como Hartford y Bridgeport, Connecticut; y Jersey City en Nueva Jersey; lugares no muy distantes de la ciudad de Nueva York. Aún más notable ha sido el crecimiento de la población puertorriqueña en Orlando y Tampa en el estado de la Florida durante este periodo (Tablas 3-4 presentadas arriba) .
Es evidente que los puertorriqueños que tienen los recursos para mudarse, han optado por irse a vivir a los suburbios de algunas de las ciudades mencionadas, ya sea porque encuentran mayores oportunidades de mejores condiciones de vivienda o empleo, mejores escuelas, un costo de vida más barato, o simplemente por el deseo de cambiar su estilo de vida a un ambiente más tranquilo que el de los grandes y agitados centros metropolitanos estadounidenses.
El nivel de ingreso y la participación laboral

Cuarto típico de un emigrante puertorriqueño de las décadas de 1940- 1950
El ingreso per capita de los puertorriqueños en Estados Unidos es todavía menor que para el resto de la población estadounidense, pero desde 1980 ha ido aumentando de manera relativa a un ritmo más acelerado. A consecuencia de sus altos niveles de pobreza, en la década de 1970, los investigadores, especialistas en política pública, y líderes comunitarios se referían con frecuencia al “futuro incierto” de los puertorriqueños en la sociedad estadounidense, como resultado de un informe publicado en 1976 por la Comisión de Derechos Civiles. Sin embargo, ya para 1990, la mediana de ingreso de las familias puertorriqueñas había subido a la cantidad de $26,633, más del doble de la década anterior ($12,631), aunque todavía esta cifra estaba por debajo de la cifra de $29,677 para la totalidad de la población latina o hispana, y de $37,035 para la de la población estadounidense. Para el año 2000 la mediana de ingreso de los puertorriqueños aumentó a $40,151, comparada con la cantidad de $43,671 para toda la población latina, y $56,651 para la población estadounidense (Tabla 5) . El cambio más favorable fue en la mediana de ingreso per cápita de los puertorriqueños, la cual en 1990 era solamente un 59% de la cantidad para la población total estadounidense, y ya para el año 2000 había aumentado a un 61%.
Tabla 5
Descripción: Mediana de ingreso familiar per cápita por grupo en EE.UU en las décadas de 1980 al 2000. En negrilla se destaca la población puertorriqueña.
En relación al ingreso de los puertorriqueños, hay que mencionar las diferencias entre los géneros. En comparación a la totalidad de la fuerza laboral masculina estadounidense, los hombres puertorriqueños tienen sueldos mucho más bajos y aunque las mujeres puertorriqueñas también tienen sueldos más bajos que la totalidad de la fuerza laboral femenina de ese país, las diferencias de ingreso entre estos dos grupos de mujeres son mucho menores que aquéllas entre los dos grupos de hombres. Por otro lado, el llamado “gender gap” (brecha entre los géneros), en relación a los ingresos de las mujeres y los hombres puertorriqueños, es mucho menor que las diferencias de ingreso que existen entre los hombres y mujeres en general en la sociedad estadounidense.
Durante los últimos treinta años la tasa de participación laboral de los puertorriqueños en Estados Unidos se ha mantenido por debajo de la tasa para el resto de la población (Tabla 6).
Tabla 6
Descripción: Participación laboral de los puertorriqueños y otros grupos en EE.UU.en las décadas de 1970 al 2000.
Al mismo tiempo, la tasa de desempleo se ha mantenido alta (Tabla 7).
Tabla 7
Descripción: Tasa de desempleo de puertorriqueños y otros grupos en EE.UU.
En el año 2000, la tasa de participación puertorriqueña en la fuerza trabajadora de Estados Unidos fue de 58.6%, en comparación a un 61.3% para los latinos en general, y un 63.9% para la totalidad de la población. La tasa de desempleo de los boricuas fue de un 10.6%, comparada con una tasa de 9.2% para los latinos, y de 5.7% para la totalidad de la población estadounidense.
Durante la Gran Migración de los años 50, los puertorriqueños contaban con pocas destrezas en relación al mercado laboral estadounidense. Un gran número de migrantes provenían de areas rurales de la Isla, tenían ningún o poco manejo del inglés y, por lo tanto, a su llegada se les hacía más difícil la entrada a los empleos de manufactura. Aun así, la manufactura y el sector agrícola fueron sectores de empleo importantes para los migrantes puertorriqueños. La Tabla 8 indica la distribución ocupacional de esta población en 1970 y el año 2000, y los cambios ocurridos entre estas décadas. Nótese como la sobrerepresentación de los puertorriqueños en el sector de manufactura en 1970, disminuyó considerablemente durante el llamado periodo de “desindustrialización”. A su vez, este cambio produjo un aumento en la participación laboral en el sector de servicios en el cual los puertorriqueños, en el año 2000, estaban sobrerepresentados en comparación al resto de la población estadounidense.
Tabla 8
La pobreza y los cambios socioeconómicos

Parada Nacional Puertorriqueña de Nueva York (1958)
En el año 1980, el nivel de pobreza de los puertorriqueños en Estados Unidos fue de 36.7%, uno de los porcentajes más altos entre todos los grupos etnoraciales o minorías del país. La cifra mencionada se redujo a 26% en el año 2000 (Tabla 9). Esta disminución en el índice de pobreza fue la más alta entre todas las minorías durante este periodo. Sin embargo, aun entre los latinos, los puertorriqueños todavía tienen el nivel de pobreza más alto. No obstante, la información estadística nos demuestra que ha habido algunos cambios socioeconómicos favorables entre 1980 y el año 2000. Estos cambios son generalmente atribuídos a una serie de factores; entre los más importantes, un aumento en los niveles educativos de la población puertorriqueña y la dispersión geográfica a otras ciudades con mejores oportunidades económicas.
Tabla 9
Descripción: Nivel de pobreza de los puertorriqueños y otros grupos en EE.UU en las décadas de 1970 al 2000.
¿Cuáles son las variables asociadas con los altos niveles de pobreza? La extensa literatura sobre la pobreza en Estados Unidos o entre los grupos latinos ha destacado varios factores demográficos para explicarlos. Hay evidencia que demuestra que los migrantes más recientes tienden a tener niveles de pobreza más altos que los migrantes ya establecidos, en parte por el periodo de ajuste requerido para encontrar trabajo remunerado en la sociedad estadounidense. El ingreso de los emigrantes tiende a aumentar según éstos mejoran sus destrezas en el manejo del inglés, se familiarizan con el mercado laboral de sus localidades, y se adaptan mejor a su nuevo ambiente. Todos estos cambios contribuyen a reducir los niveles de pobreza.Esta disminución en el índice de pobreza fue la más alta entre todas las minorías durante este periodo. Sin embargo, aun entre los latinos, los puertorriqueños todavía tienen el nivel de pobreza más alto. No obstante, la información estadística nos demuestra que ha habido algunos cambios socioeconómicos favorables entre 1980 y el año 2000. Estos cambios son generalmente atribuídos a una serie de factores; entre los más importantes, un aumento en los niveles educativos de la población puertorriqueña y la dispersión geográfica a otras ciudades con mejores oportunidades económicas.
Altos niveles de aprovechamiento educativo están asociados con una reducción en las tasas de desempleo, aumento en la participación en la fuerza laboral, y mayores ingresos. No hay duda que las alzas en los niveles educativos tienen una relación inversa con los niveles de pobreza, y así lo ha demostrado la experiencia de los puertorriqueños en Estados Unidos. Entre los puertorriqueños de la diáspora, aquellos individuos que no han completado su escuela superior tienen casi el doble del nivel de pobreza de aquellos que reciben su diploma. Uno de los cambios más evidentes en sus condiciones educativas desde la década de 1980, ha sido el aumento de personas que han cursado algún nivel de estudios universitarios. El índice de pobreza entre ellos es mucho menor que el de aquellos que solamente tienen un diploma de escuela superior. En el año 2000, casi un 26% de los puertorriqueños se habían graduado de escuela superior y un 13% habían recibido un grado universitario. En comparación, las cifras para la totalidad de la población estadounidense fueron 29 y 24.4%, respectivamente; pero para la totalidad de la población latina las cifras fueron 22 y 10.4% en esos mismos renglones. De manera que los porcentajes de aprovechamiento educativo alcanzados por los puertorriqueños son más altos que para la totalidad de la población latina en la sociedad estadounidense.
El nivel de pobreza también varía de acuerdo al estado conyugal. Las personas casadas o las parejas tienden a tener tasas de pobreza más bajas, pero también ha habido una reducción en la proporción de familias con dos cónyuges presentes, y un aumento notable en el número de mujeres solas jefas de familia. En el año 2000, más del 25% de las mujeres puertorriqueñas, entre las edades de 20 a 55 años, se encontraban bajo el nivel de pobreza en comparación con un 17.7% de los hombres. Generalmente, debido a las desigualdades y los prejuicios prevalecientes en la mayoría de nuestras sociedades, las mujeres tienden a recibir ingresos más bajos en el mercado laboral y a tener tasas de pobreza más altas, pero las tasas de pobreza son mucho más altas para las mujeres solas a cargo de familias.
La proporción de mujeres jefas de familia ha aumentado un porcentaje de alrededor de diez puntos entre 1970 y el año 2000 (de 24.3 a 34.8%) para todos los grupos en Estados Unidos. Sin embargo, para las mujeres puertorriqueñas jefas de familia, el patrón de aumento en las últimas décadas ha sido mucho más sustancial—de un 31.7% en 1970 a un 47.3% en el año 2000—una diferencia de casi 16 puntos. Estas cifras son extremadamente altas cuando se les compara con un 34.8% de mujeres a cargo de familias para la totalidad de la población de Estados Unidos, y de 32.8 para la población de origen latino en el año 2000.
Las tasas de pobreza entre los puertorriqueños en Estados Unidos también varían dependiendo de la región geográfica en donde reside la población. El lugar de residencia influye las posibilidades de empleo y los ingresos, la vivienda y los servicios educativos disponibles. Si consideramos la frecuente movilidad geográfica de los puertorriqueños dentro de la nación estadounidense y entre Puerto Rico y Estados Unidos, no nos sorprende que las condiciones de pobreza de esta población a menudo se extiendan de una comunidad a otra sin, hasta el momento, seguir ningún patrón uniforme. A pesar de todo, ha habido un progreso muy real: el ingreso de las familias y el ingreso personal han ido en aumento; el nivel de pobreza ha disminuído; el aprovechamiento educativo ha mejorado bastante; y poco a poco a ido surgiendo una clase media entre los puertorriqueños de la diáspora.
Autor: Dr. Carlos E. Santiago
Publicado: 11 de septiembre de 2014.