Fue el primer puertorriqueño en graduarse de medicina de la prestigiosa Universidad de París, hoy La Sorbonne.
Médico, político, líder cívico y profesor
Pedro Gerónimo Goyco Cebollero nació el 28 de junio de 1808 en Mayagüez. Fue el cuarto de nueve hijos del matrimonio de Gerónimo Goyco, inmigrante de Montenegro y la puertorriqueña María de los Dolores Cebollero Yrizarri, hija del capitán de caballería español, Josef Cebollero y María Monserrate Yrizarri Ramírez, criolla de familia hatera terrateniente del área oeste del país. Yrizarri Ramírez, casada en segundas nupcias con Miguel Dubodovich, natural de la isla de Gupanía, principado de Raguza (actual Dubrovnik, Croacia), fue a quien Goyco debió conocer como abuelo. Sus abuelos paternos Mateo y María Zelalia habían quedado en Montenegro.
La historia de Pedro Gerónimo Goyco Cebollero, es la de la trayectoria del pensamiento liberal en Europa, así como de su surgimiento y evolución en el Puerto Rico del siglo XIX. Pensamiento que comenzó en Europa con los choques entre la nobleza terrateniente y la jerarquía eclesiástica y una nueva clase media de artesanos, comerciantes, profesionales y militares que favorecieron la monarquía constitucional.
Goyco fue un mayagüezano liberal, que abrió brecha para el desarrollo de este pensamiento en el Puerto Rico de mediados del siglo XIX. Este puertorriqueño había vivido en Nantes y París, donde fue testigo de violencia, revueltas y cambios después de la Revolución Francesa, durante los regímenes de Luis XVIII, Carlos X, Luis Felipe Orleans, Napoleón III y posteriormente la revolución de 1848. Luego tuvo que enfrentar procesos similares en España y Puerto Rico.
Sus años juveniles de adolescencia, adultez temprana y parte de su vida adulta, los pasó en Francia. Hizo doble bachillerato en letras y ciencias físicas (pre-requisitos para el grado de doctor en medicina) con altos honores en el Colegio Real de Nantes. El grado de medicina lo obtuvo en la Universidad de París (hoy La Sorbonne) el 7 de junio de 1831 al aprobar su tesis sobre la fiebre amarilla. Fue el primer puertorriqueño en graduarse de medicina de la prestigiosa universidad.
Goyco era un joven médico recién graduado, cuando la enfermedad del cólera atacó la ciudad de París, razón por la cual se impuso cuarentena y prohibición de viajes a América de barcos provenientes de Europa. Luego de sus estudios en Francia, se trasladó a España donde la misma enfermedad hacía estragos en Madrid en 1834 y donde en palabras del propio Goyco: un “criollo puertorriqueño” fue a encerrarse como médico de entradas, para exponer su vida en obsequio de los coléricos peninsulares.
Su gesto de no cobrar sus honorarios fue publicado en la Gaceta Oficial de Madrid y recompensado por la reina regente María Cristina con la Cruz de Caballero de la Real Orden de Isabel la Católica. A su regreso a Mayagüez portando su diploma y distinción real se desempeñó como médico, ocupando posiciones significativas en la ciudad. La influencia del médico fue instrumental para lograr asistencia del gobernador Santiago Méndez Vigo para reconstruir la ciudad tras el “fuego grande” de 1841. Durante su estadía hubo de ocuparse además de la división y liquidación de la herencia de sus padres entre sus numerosos hermanos y sobrinos (su hermana María de los Dolores, había muerto el 4 de agosto de 1836, antes que su madre del mismo nombre, quien falleció el 2 de abril de 1839). La liquidación de la herencia provocó desavenencias entre los numerosos herederos, entre sí y con el contador partidor José Cebollero y Tomás Gómez (cuñado de su madre).
Al poco tiempo, Goyco regresó a París donde el 12 de abril de 1847 contrajo matrimonio con la joven francesa Cecile Emilie Alexandrine Duport-St. Victor Chardón de Vanieville. Cecile era la primogénita de un oficial militar de carrera con rango de coronel y luego comandante, de la Gran Armada de Napoleón Bonaparte “odiado” en España y Europa. Duport-St. Victor había sido condecorado con la Real Orden Militar de San Luis de Francia, San Fernando de España y Comendador de la Legión de Honor y había participado además en la invasión de Napoleón a España en 1808. De este modo Goyco pasó a integrar el círculo familiar de un oficial del Ejército de ocupación napoleónico y su estamento militar, circunstancia que debió haber contribuido a las sospechas que se cernían en torno a su figura en el gobierno peninsular y su administración en Puerto Rico.
El matrimonio fijó su residencia en la rue (calle) de Londres #32. Allí nació su primogénita Louise Valentine Alexandrine Goyco Duport-St. Victor. Tarde en 1850 la pareja viajó a Puerto Rico, dejando a su hija pequeña a cargo de su abuelo. En Mayagüez, Goyco fue electo regidor de la ciudad en 1852. Ese fue su inicio en las lides políticas institucionales en Puerto Rico. Ese mismo año nacieron en Añasco el segundo retoño del matrimonio de nombre Jorge Adolfo y Cecilia Herminia Clemencia. Le siguieron: Berta Victoria, Enrique Luis, Clemencia Luisa Vicolina; nacidos en Ponce. Fue durante su estancia en esa ciudad que Goyco una vez más se enfrentó al azote del cólera, emergencia para la que ofreció sus servicios médicos al gobernador conduciéndolo por distintos pueblos como Caguas, Toa Alta, Manatí y Santa Isabel de Coamo. En aquellos lugares donde le podían pagar cobraba y en los que no, ofreció sus servicios gratuitamente lo cual reconoció el gobernador en la prensa insular.
Ubicada la familia en San Juan, nació su hija menor Herminia María de los Ángeles. En la capital, Goyco ejerció su profesión como médico homeópata (especialidad por la que tuvo que luchar ante la renuencia de las autoridades españolas de concederle licencia) y la cual se mantuvo ejerciendo hasta el 12 de agosto de 1887, cuando sometió su renuncia entregando su licencia identificada con el #67 al Ayuntamiento de la Capital. Como médico perteneció a la “Societe Medicale Homeopathique de France” y a la Sociedad Hahnemannianna Matritense desde el año 1853 y a la American Institute of Homeopathy en 1870.

Goyco a los 68 años.
El médico continuó sus actividades proselitistas, difundiendo sus ideas liberales y denunciando las actuaciones arbitrarias de los capitanes generales-gobernadores desde distintos foros, entre ellos, la Sociedad Económica de Amigos del País de la cual fue miembro desde el 16 de marzo de 1843 y presidente desde 1864. Fue durante su mandato en esta organización que en 1866 a causa del discurso que pronunció en contra de la esclavitud y la arbitrariedad de gobernadores españoles, que se produjo un intercambio con fuertes palabras entre Goyco y Carlos Rojas, secretario del gobernador y luego con el propio gobernador-capitán general Félix María de Messina. Cinco meses después, el líder también participó en una reunión en el barrio El Cacao de Carolina con liberales e independentistas entre los que se encontraban Ramón Emeterio Betances, Segundo Ruiz Belvis y otros, con motivo del regreso de España de los comisionados de la Junta Informativa de Ultramar: José Julián Acosta, Ruiz Belvis y Francisco Mariano Quiñones. A pesar del intenso reclamo a favor de la abolición de la esclavitud de los comisionados, aquella Junta no consiguió ningún cambio. Se logró posteriormente como resultado de negociaciones y alianzas entre el Partido Liberal Reformista presidido por Goyco y el ministro Segismundo Moret Pondergast. Luego de la reunión en Carolina salieron algunos líderes convencidos del terreno estéril de la lucha reformista. Todo aquello le valió a Goyco el exilio, al involucrarlo, sin pruebas, en el Motín de los artilleros en San Juan, en junio de 1867 tildándolo de insurrecto y traidor a España.
Goyco se exilió en Venezuela desde julio de 1867 hasta el 20 de agosto de 1868, desde donde siguió lanzando ataques contra el gobernador José María Marchesi en diarios venezolanos. Entre tanto, su esposa y siete hijos menores confrontaban sin su padre el paso del huracán San Narciso en octubre de 1867 y un mes más tarde el terremoto del 18 de noviembre que afectó San Juan.
Casi al mes exacto de su regreso del exilio, se produjo el Grito de Lares el 23 de septiembre de 1868, pocos días después de iniciada la revolución en España que sacó del poder a la reina Isabel II, y pocos días antes de estallar el Grito de Yara en Cuba. Goyco fue de nuevo encarcelado, primero en el Castillo San Cristóbal y luego trasladado a la cárcel de Arecibo, sin formarle causa y a la espera de un juicio que nunca se materializó. Fue liberado junto a otros presos como José Julián Acosta, Julián Blanco y Calixto Romero de San Juan al no conseguirse evidencia que probara su culpabilidad. El editor del Boletín Mercantil, José Pérez Morris, autor de “La insurrección de Lares” (1872), señaló veladamente a Goyco como el verdadero líder de la insurrección. La acusación surgió de lo que su delator Eusebio Ibarra había escuchado en casa de un familiar de Goyco, miembro de la rama Cebollero.
Tras dichos incidentes el médico ocupó nuevamente y por breve tiempo la presidencia de la Sociedad Económica. Poco tiempo después se autorizó en España la organización de partidos políticos, entonces Goyco dedicó su empeño a fundar el Partido Liberal Reformista, entidad que presidió desde su creación en noviembre de 1870. Luego fue miembro de su cuerpo rector hasta que voluntariamente se “retiró” de la política en la asamblea de 1883. A pesar de su “retiro”, el líder se afilió y participó en el movimiento autonomista y en la asamblea de 1887 celebrada en Ponce.
Goyco fue además electo Diputado Provincial por San Juan y Yauco durante la gobernación de Gabriel Baldrich en 1871 y fue delegado por el Comité Liberal Reformista de Mayagüez al comité central del partido en 1873. El 12 de febrero de ese año recibió del rey Amadeo de Saboya la Gran Cruz de Isabel la Católica, nuevamente durante un período constitucional en España. Las condecoraciones nunca las usó ni dio noticia de que las tenía, según la prensa de su época. El 23 de abril siguiente fue nombrado Protector de Libertos por San Juan, posición recién creada por la ley que decretó la abolición de la esclavitud en Puerto Rico el 22 de marzo de 1873. Esta designación le valió fuertes ataques desde la oposición local y la prensa conservadora de Madrid.
El gobernador Rafael Primo de Rivera lo nombró, también en 1873, catedrático de Francés en el Instituto Civil de Segunda Enseñanza, de donde fue desalojado por el gobernador José Laureano Sanz cuando clausuró la institución en 1875, al considerarla un nido de insurrectos y “traidores” a España. Luego fue reinstalado en la misma posición por el gobernador Miguel de la Vega Inclán, ocupándola hasta poco antes de su muerte el 3 de mayo de 1890. Su entierro fue un evento multitudinario al que asistieron todos los sectores sociales, según publicado por la prensa de Madrid.
En sus facetas como médico y luego como político colaboró en los periódicos El Fénix de Puerto Rico, El Progreso, Don Simplicio, La Revista Hispanoamericana y otros. El pensamiento y conducta de Goyco, reflejan valores y actitudes propias de un hombre con un enfoque moderno hacia la organización social, apertura de estructuras económicas, oportunidades de educación y receptividad a nuevas ideas científicas. Esto lo llevó a enfrentarse con las instituciones españolas y hasta con miembros de su propia familia. Su orientación política en defensa de los derechos ciudadanos, la abolición de la esclavitud y su filosofía de servicio lo ubican también en esa corriente. El fenecido constitucionalista y Juez del Tribunal Supremo de Puerto Rico, José Trías Monge, describió la figura Goyco, como líder del sector del “posibilismo” o pragmatismo en su desempeño político. Lo ubicó en esa categoría por su defensa de las reformas políticas dentro del sistema constitucional español, dentro de la legalidad, pero a la vez procurando la instauración de una institucionalidad criolla.
Favorecido por las monarquías constitucionales en España y perseguido por los capitanes generales-gobernadores en Puerto Rico, Goyco defendió las garantías de derechos fundamentales individuales cobijados por la Constitución que ofrecía la ciudadanía española. Se consideraba español en tanto ciudadano de una comunidad política, no porque así sintiera definida su identidad.
El médico cambió un futuro prometedor en la ciudad luz (París) por la oscuridad de una mazmorra, empleando el método de la denuncia desde los foros a los que tuvo acceso, la confrontación personal con los capitanes generales-gobernadores, caminando una fina línea entre la legalidad y la resistencia. Desde su tiempo se hacía evidente ya, la profunda división en el pensamiento liberal en cuanto a la forma viable de resolver el problema colonial de Puerto Rico en beneficio de su gente.
Goyco fue una figura de transición entre períodos históricos y formas de gobierno: de la monarquía a la monarquía constitucional, el “asimilismo”, la república y la autonomía. Su orientación política pragmática o “posibilista” sienta las bases para la versión del autonomismo de Rafael María Labra, pensamiento que recoge posteriormente Luis Muñoz Rivera. La falta de estudios sobre Pedro Gerónimo Goyco en la historiografía puertorriqueña puede obedecer a varios factores, pero independientemente de eso, aún perdura su huella en el pensamiento liberal del Puerto Rico moderno. A sus estudiantes y al valor de la educación le dedicó su último programa de clases meses antes de morir: “estudiad y sabréis; seréis la gloria de la familia y haréis honor al país. Vuestro Catedrático y amigo P.G. Goyco.”
Referencias
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28 de junio de 1808
Mayagüez
3 de mayo de 1890
San Juan
Autora: Dra. Rosario Goyco Carmoega
Edición: Dra. Lizette Cabrera Salcedo, 5 de febrero de 2022
Revisión: Mariela Fullana Acosta, 9 de enero de 2023