Geografía, Recursos Naturales y Ambiente
Introducción
El estudio de nuestra geografía, los recursos naturales y el ambiente debe enfocarse desde una perspectiva integrada para entender su importancia e interrelación. Al estudiar los rasgos geográficos de la Isla conocemos la forma del territorio y de sus paisajes, su origen, cómo y cuándo se formaron, así como del material terrestre que se componen. Su estudio también incluye las condiciones que caracterizan el clima y la distribución de los cuerpos de agua y de otros recursos naturales.
Como recursos naturales incluimos aquellos bienes que nos brinda la naturaleza como el agua, los bosques, la flora y la fauna, entre otros. Puerto Rico posee un caudal de recursos que han sido descritos por naturalistas y científicos desde la etapa de la colonización. Este conocimiento ha sido puesto al servicio del pueblo para el mejor entendimiento del ambiente que nos rodea.
Es importante mencionar que el ambiente físico es todo lo que ya hemos mencionado, donde incluimos los aspectos geográficos y sus recursos naturales. Nos falta por incluir el aspecto humano y la interrelación con su medio ambiente, el cual está contemplado dentro de la geografía humana. Este análisis nos ayudará a entender cómo las personas se relacionan con su entorno. Podemos entender el porqué de la ubicación de las poblaciones humanas, el impacto de nuestras acciones sobre el planeta, cómo hemos tratado de solucionar los problemas que nos aquejan y a tomar mejores decisiones en el futuro.
Aspectos geográficos
Puerto Rico está compuesto por un conjunto de islas, ubicadas en la parte más al este de las antillas mayores entre la Latitud 18° 31’ y 17°55’ Norte, y entre la Longitud 65°37’ y 67°17’ Oeste. Este conjunto de islas está limitado por el Océano Atlántico al Norte, el Mar Caribe al Sur, el pasaje de Vieques al Este y el Canal de la Mona al Oeste.
La superficie de la isla mayor, Puerto Rico, ha sido calculada tradicionalmente en 100 de largo x 35 millas de ancho (161km x 56 km ). Sin embargo, reconocidos autores han resaltado diferencias numéricas. Picó (1980), por ejemplo, destacó una superficie de 111 de largo por 39 millas de ancho (179 x 63 km). Por su parte, Cruz-Báez y Boswell (1997) le atribuye 119 por 39 millas (192 x 63 km). Las diferencias se deben mayormente a la metodología utilizada para tomar las medidas.
La Isla posee tres regiones geográficas principales: la región montañosa interior, las planicies costeras y la región cársica. La región montañosa corre por el interior de la Isla de este a oeste e incluye: la Cordillera Central, la sierra de Cayey, la sierra de Luquillo y la sierra Bermeja, localizada al sur con elevaciones de hasta 1000 pies. La región de planicies costeras se extiende en el norte de 13 a 20 km (8 a 12 millas) hacia adentro; en el Sur se extiende de 3 a 13 km (2 a 8 millas); y algunos valles aislados en el este y oeste de la Isla. Estos valles, compuestos de suelos generados a partir del material que traen los rios, son la región más reciente de la Isla, la cual se desarrolló hace menos de 2 millones de años.
Por último, la región cárstica está formada por roca caliza donde encontramos un singular paisaje de pequeños montes, torres, sumideros y cuevas. Estas formaciones calizas están compuestas por carbonato de calcio, material que fue depositado por organismos marinos hace muchos años. Según la edad geológica, esta región fluctúa entre los 6 a 45 millones de años. Cerca de un 40% del territorio isleño está caracterizado por esta región, y el cual se extiende en mayor proporción en el norte de la isla, desde Loíza hasta Aguada. En el Sur comprende algunas áreas discontinuas desde Juana Díaz hasta Cabo Rojo. Existen algunas formaciones calizas aisladas en Aguas Buenas, Cayey y otros lugares, así como en las islas de Mona y Monito.
Clima, Cuerpos de Agua

Costa rocosa en Cabo Rojo, municipio del área oeste de Puerto Rico
El clima de la Isla es variable debido a la topografía montañosa y la acción de los vientos. Puerto Rico y sus islas están localizados en la ruta de los vientos alisios que soplan desde el este-noreste. Las montañas que forman la cordillera central actúan como barrera de los vientos. Por eso, la parte norte de la Isla recibe mayor cantidad de lluvia que la parte sur, esto se conoce como lluvia orográfica. Los meses de mayo a noviembre es cuando se registran los mayores periodos de lluvia. Un primer periodo de lluvias intensas ocurre en mayo y junio, y un segundo periodo entre septiembre y octubre. En los meses de enero a marzo-abril se registra el periodo de sequía.
La cantidad de lluvia que cae permite que podamos diferenciar entre dos de los bosques más reconocidos en la Isla. El lado noreste de la Isla alberga el bosque lluvioso llamado Bosque Nacional El Yunque que recibe hasta 250 pulgadas (6,350 mm) de lluvia al año. Mientras que la parte suroeste, recibe entre 20 pulgadas (508 mm) a 35 pulgadas (889 mm) de lluvia al año. Es en esta zona donde está ubicado el Bosque Seco de Guánica. Ambos bosques han sido declarados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como reserva bioférica mundial.
El promedio de lluvia anual en Puerto Rico es de aproximadamente 69 pulgadas (1,753 mm). La cantidad promedio puede variar de año en año, según los extremos del clima como: los periodos de sequía, las lluvias intensas o los fenómenos atmosféricos como huracanes y tormentas.
La temperatura promedio es de 80º F (26.7º C), la cual puede fluctuar de 76º F (24.4º C) a 89º F (30º C). Esto demuestra que los promedios de temperatura no varían mucho anualmente. La mayor diferencia la podemos detectar en las montañas, lo que quiere decir que varía según la altitud. En las montañas más elevadas (1,000 a 1,300 m = 3,280 a 4,265 pies) se pueden registrar temperaturas de unos 66.2º F (19º C) y mucho menores. Mientras que a lo largo de las llanuras costeras, y en la base de las montañas, se pueden registrar temperaturas desde 81º F (27º C) hasta los 102º F (38.9º C).
Cuerpos de agua
Puerto Rico cuenta con recursos de agua superficiales que son aquellos que corren por la superficie de la tierra como los ríos y las quebradas. La Isla posee cerca de 224 ríos y 4,550 quebradas que se originan en la Cordillera Central, los cuales tienen pendientes abruptas excepto por la porción que cruza el llano costanero. Los ríos de la vertiente norte son caudalosos y largos en comparación con los de la vertiente sur que son cortos y de poco flujo. Estos cuerpos de agua, se les conoce como cuerpos loticos, caracterizados por el flujo rápido y alto movimiento de sedimentos.
Otros cuerpos de agua superficial son los cuerpos lenticos, caracterizados por el flujo lento como las lagunas, las charcas y las ciénagas. Casi todas las ciénagas y los pantanos de importancia de nuestra isla están asociados a los llanos inundables de los ríos mayores. Las lagunas y las ciénagas ocupan grandes extensiones de los llanos costaneros en el Oeste, Norte y Este de Puerto Rico.
La Isla cuenta también con recursos de agua subterráneos, los cuales fluyen o están almacenados en el interior de la tierra. La reserva de agua subterránea más grande está ubicada en el carso del norte entre Loíza y Aguadilla. Estas reservas de agua se conocen como acuíferos, las cuales acumulan una significativa cantidad de agua subterránea, que puede brotar de forma natural por manantiales o se puede extraer para consumo de forma artificial a tarvés de pozos. Los acuíferos de esta región pudieran proveer hasta 174 millones de galones diarios. Estos nutren a ocho ríos y a las reservas de humedales como la Laguna Tortuguero y el Caño Tiburones, entre otros.
Clasificación de la vegetación

Bosque Nacional El Yunque
Aunque existen varios modelos para clasificar la vegetación de Puerto Rico, uno de los modelos más aceptados es el de L. R. Holdridge. Este modelo que caracteriza la vegetación en las distintas zonas de la Isla, se basa en las influencias del clima. La clasificación de los bosques se ajusta de acuerdo con los promedios de lluvia; de acuerdo al agua que se pierde en forma de vapor de la vegetación y de la superficie del suelo hacia la atmósfera; y de acuerdo a la temperatura de la vegetación.
Este sistema clasifica seis zonas de vegetación en Puerto Rico, a saber: bosque húmedo subtropical (58.4%), bosque muy húmedo subtropical (22.6%) y bosque seco subtropical (17.6%), las cuales ocupan la mayor parte de las Isla. En menor cantidad, se encuentran el bosque muy húmedo montano bajo subtropical (1.2%), bosque lluvioso subtropical (0.1%) y el bosque lluvioso montano bajo subtropical (0.1%). Todos y cada uno de los bosques de Puerto Rico se caracterizan por una vegetación particular cuyas condiciones ambientales son propias de un clima tropical.
El bosque húmedo subtropical —el de mayor extensión— recibe entre 1000 y 2000 mm de lluvia al año, y está caracterizado por árboles de hasta 20 metros de alto. Muchas de las especies de esta zona pierden las hojas en la época de sequía. En esta zona se encuentran los bosques de Vega, Cambalache, Guajataca y Susúa. En esta zona se encuentran también los bosques de manglar que son áreas anegadas dominadas por especies de árboles de mangle. Alberga también algunos remanentes de bosque pantanoso conocido como bosque de pterocarpus o palo de pollo en Dorado, Luqillo, Humacao, Patillas y La Boquilla al norte de Mayagüez.
El bosque muy húmedo subtropical recibe de 2000 a 4000 mm de lluvia al año. La abundante humedad es evidente en las características de la vegetación que es más densa y sobrepasan los 20 metros. Es muy común observar plantas que viven sobre otras plantas como los helechos, bromelias y orquídeas. En esta zona se encuentra una gran porción del Bosque Nacional del Yunque y el Bosque de Carite.
La parte más árida de la Isla se denomina como bosque seco subtropical donde sólo caen cerca de 600 a 1100 mm de lluvia al año. La vegetación tiende a perder sus hojas, entre otras carateristicas que poseen para adaptarse a la poca disponibilidad de agua. También poseen hojas más pequeñas y coriaceas, abundan las plantas suculentas y espinosas como los cactus. En esta zona se encuentra el Bosque Seco de Guánica.
En donde más lluvia cae es en el bosque lluvioso subtropical, donde se registran hasta 6,350 mm de lluvia al año. Las especies que dominan esta zona son las mismas que el bosque muy húmedo subtropical que le rodea, pero se caracteriza por una alta frecuencia de palmas de sierra y mayor abundancia de helechos, bromelias y orquideas que viven en las ramas de los árboles.
Las pequeñas porciones del bosque muy húmedo montano bajo subtropical están localizadas en la parte este y centro de la isla desde 700 metros hasta en los picos de sobre 1000 metros. Aquí se encuentra el bosque enano con vegetación de crecimiento lento que posee menos de 7 metros de alto. Los suelos son arcillosos y deficientes de oxígeno. La diversidad de especies es alta y muchas de ellas sólo se encuentran en ese lugar.
Por último, el bosque lluvioso montano bajo subtropical posee vegetación muy similar al bosque muy húmedo montano bajo, pero las plantas que crecen sobre las ramas de árboles como helechos, orquídeas y bromelias son más abundantes. Está compuesto principalmente por bosque enano. Los suelos están cubiertos por musgo y otras plantas rastreras. Las plantas caracterizadas por su crecimiento lento poseen raíces aéreas y superficiales para compensar la deficiencia de oxígeno en el suelo.
Bosques, reservas y refugios

Islote de Palominito, Fajardo
La Isla cuenta con áreas naturales de alto valor ecológico que por sus características físicas, ecológicas y geográficas ameritan ser conservadas, preservadas o restauradas. Dichas áreas han sido designadas como bosques, reservas y refugios, las cuales son administradas por agencias gubernamentales estatales o federales y fundaciones sin fines de lucro.
El establecimiento de reservas forestales comenzó a finales del 1800 por la Corona Española, mediante la declaración de terrenos de la Corona como bienes de dominio público. El propósito fue el de proteger los bosques del desmonte agrícola. En el 1917 se estableció una división forestal. Posteriormente en el 1953, se desarrolló un Servicio Forestal en el Departamento de Agricultura, el cual se transfirió al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales en el 1972.
Actualmente, el sistema forestal de Puerto Rico cuenta con 15 bosques, de los cuales 14 están designados por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales y uno designado por el gobierno federal. Del total de bosques, 5 bosques son costeros o que están ubicados en la costa, 4 bosques están clasificados como bosques cársticos, y 6 bosques son montanos, lo que significa que están localizados en las montañas. Los bosques costeros son Aguirre, Boquerón, Ceiba, Guánica y Piñones. Los bosques cársticos son Cambalache, Guajataca, Río Abajo y de Vega, y los bosques montanos son Carite, Maricao, Guilarte, Susua, Toro Negro y Luquillo.
Ante la iniciativa de diversos grupos comunitarios, ambientales y académicos de proteger áreas de valor forestal, el gobierno ha designado otros bosques como el Bosque Urbano de San Patricio y el Bosque del Pueblo en Adjuntas. También se ha requerido la protección de los terrenos aledaños al Jardín Botánico en Río Piedras para designarlos como el Bosque Urbano del Nuevo Milenio.
La categoría de reserva natural se define como un espacio natural cuya finalidad es la protección de ecosistemas, comunidades o elementos biológicos o geológicos que, por su rareza, fragilidad, representatividad, importancia o singularidad, merecen una valoración especial. Son designadas a través de programas o leyes estatales como el Programa de Zona Costanera y/o Ley del Programa Patrimonio Natural. Otras designaciones provienen de la legislatura y el gobierno federal.
El sistema de reservas incluye la Reserva Natural Cueva del Indio, Caño Tiburones, Laguna Tortuguero, Pantano de Cibuco, el Estuario Nacional de la Bahía de San Juan, La Cordillera, Canal Luis Peña, Bahía Bioluminiscente de Vieques, Seven Seas, Lagunas de Humacao, Arrecifes de Guayama, Punta Petrona, Reserva Nacional Bahía de Jobos, Islas de Caja de Muertos, Mona y Monito, Guánica, La Parguera, Arrecife Tourmaline y Laguna Joyuda. La reserva natural de Punta Guaniquilla, Punta Yeguas, Bosque Pterocarpus de Dorado, Hacienda La Esperanza, y Cabezas de San Juan son administradas por el Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico.
Otra de las categorías de designación para áreas naturales es la de refugio de vida silvestre. Los refugios de vida silvestre son áreas designadas para la protección, conservación y/o propagación de la vida silvestre donde el uso de estos recursos estará regido por la reglamentación vigente para cada área. Entre los refugios de vida silvestre que existen Puerto Rico están: el Refugio de Culebra, Laguna Cartagena, Cabo Rojo, Desecheo y Vieques.
Recursos costeros

Arrecifes de coral en las costas de Puerto Rico
Nuestras costas se caracterizan por poseer diferentes formaciones naturales como acantilados, dunas (montañas) de arena, playas, manglares, salinas, tierras inundables, bahías, islotes y cayos, entre otros de mayor importancia. Todos en conjunto le imparten las características y las particularidades específicas a la isla. Incluimos en la definición de zona costanera una franja de terreno de mil metros tierra adentro desde la línea de costa y las aguas territoriales que se extienden por 10.35 millas mar afuera. A continuación, discutiremos algunos de los recursos costeros más importantes localizados en esa franja.
Manglares
El manglar es uno de los sistemas naturales localizados en la zona costanera. Los manglares están catalogados como bosques de árboles o arbustos que pueden crecer y desarrollarse en terrenos inundables sujetos a la entrada de agua salada o salobre, cuyos suelos son de sedimento fino y retienen mucha agua. Los árboles de mangle poseen adaptaciones para tolerar altas concentraciones de sal, así como estructuras especializadas para poder respirar en suelos saturados de agua y no poseen oxígeno disponible para las raíces.
En la isla se desarrollan cuatro especies de árboles de mangle: el rojo (Rhizophora mangle), el blanco (Laguncularia racemosa), el negro (Avicenia germinans) y el mangle de botón (Conocarpus erectus). Las cuatro especies son fáciles de identificar ya que poseen estructuras que los diferencian. El mangle rojo se distingue por sus raíces aéreas como zancos y las semillas colgantes. El mangle blanco posee dos glándulas pequeñas anaranjadas o rojizas en la base de una hoja en forma ovalada. El mangle negro se caracteriza por unas estructuras que brotan del suelo llamadas neumatóforos especializados para el intercambio gaseoso, y por poseer hojas puntiagudas. Por su parte, el mangle de botón posee frutos en forma redondeada.
La mayoría de las especies de árboles de mangle están representadas en los tipos de manglar existentes a saber: manglar de borde (a lo largo de las costas protegidas), manglar ribereño (en el borde de los ríos), manglar de cuenca (en depresiones de terrenos sujetos a entrada de agua salina) y el islote de manglar (se desarrolla fuera de la línea de costa sobre sustratos de arena).
Las funciones del manglar benefician al ser humano y al medio ambiente directa e indirectamente. Son fuente de materia orgánica e inorgánica para sostener la red alimentaria de los cuerpos de agua cercanos. Sirven de vivienda para más de 70 especies de aves únicas de la isla, nativas y migratorias. Además, funcionan como criaderos para muchas de las especies marinas en sus primeras etapas de desarrollo. Son eficientes rescatadores de terrenos; siven como estabilizadores de terrenos costaneros afectados por la erosión; y son amortiguadores de las influencias del mar cuando ocurren fenómenos naturales.
Bahías bioluminiscentes
Asociadas al manglar, se encuentran las bahías bioluminiscentes. Estas áreas albergan organismos luminiscentes de tamaño microscópico (dinoflagelados), los cuales se concentran en una laguna o bahía rodeadas de manglar. Para que se pueda percibir el fenómeno, la bahía debe ser una semicerrada de modo que concentre mayor cantidad de organismos, y estar en total oscuridad para que se pueda percibir la tenue luz que los dinoflagelados emiten. La bahía bioluminiscente más conocida está en La Parguera; sin embargo, existen otras con igual valor ecológico como laguna Grande en Fajardo, laguna de Piñones, laguna Torrecillas en Carolina, laguna Joyuda, Mar Negro en Salinas y bahía Mosquito en Vieques. Estos sistemas tienen características similares en cuanto a los niveles de nutrientes, baja turbiedad, profundidad y cantidad de materia orgánica.
Playas
Otro de los ecosistemas costeros son las playas, donde el material está en forma de partículas, suelto y en movimiento. El origen de las partículas puede ser producto de la erosión de la tierra cuyos sedimentos son transportados por los ríos hasta la costa o puede ser producto de organismos marinos como algas de carbonato de cálcio (CaCO3), corales, conchas, escamas de pescado, pedacitos de erizos y estrellas que trae el oleaje. En la playa pueden habitar organismos bajo la línea del agua (sublitoral) y sobre ésta (supralitoral); todos con adaptaciones para sobrevivir las condiciones que prevalecen. Algunos se entierran en la arena, poseen conchas o carapachos, resisten la abrasión de la arena, la desecación y las sales. Sobre la duna se establecen poblaciones de vegetación que estabilizan la arena como las enredaderas y arbustos de poca altura.
Costa rocosa
Puerto Rico presenta un contraste en la costa rocosa, la cual está formada por montañas de arena (dunas) que se solidificaron como roca a través del tiempo. Estas formaciones son comunes en el norte de la Isla. Si observamos la costa rocosa, encontramos en la zona más baja, la parte sumergida bajo agua, donde se encuentran organismos como el pepino de mar, anémonas, erizos y organismos filtradores. Más expuesta está la zona de depresiones o huecos en la roca, que a veces se llenan de agua por la acción de las olas, En estos huecos de la roca pueden vivir varios tipos de organismos como los erizos, pequeños peces, caracoles y algas. En la zona más alta de la roca, sólo llega el aerosol de la ola, en la cual viven caracoles que pueden resistir altas temperaturas y desecación a causa de los rayos de sol.
Praderas de hierbas marinas
Alrededor de las costas de la Isla se desarrollan también praderas de hierbas marinas. Las hierbas marinas son plantas que pueden crecer y desarrollarse en áreas sumergidas de poca profundidad con un sustrato de arena o fango. Las aguas de estas áreas deben ser tranquilas y con pocos sedimentos suspendidos para que pueda pasar la luz hasta las plantas. Estas zonas albergan y sostienen una gran cantidad de organismos como los pepinos y estrellas de mar, erizos, peces como las picúas, boquicoloraos, pargos y meros; también hay moluscos como el carrucho. Los principales consumidores de estas yerbas, son, principalmente, el manatí y la tortuga marina conocida como peje blanco.
Arrecifes de coral
El arrecife de coral es el ecosistema mejor desarrollado y el de mayor diversidad debido a la gran cantidad de habitat que le provee a las especies. El arrecife de coral se desarrolla sobre lugares que sirven de asiento o superficies duras, cerca de la acción del oleaje, en aguas poco profundas y transparentes, donde pueda llegar la luz del sol. Por esto, nuestros mejores arrecifes de coral están en la zona sur, donde hay menos desembocaduras de ríos que lleven agua dulce y sedimentos, los cuales son perjudiciales para el coral. Los arrecifes de mayor exuberancia están localizados alrededor de las islas de Mona, Caja de Muertos, Culebra, Desecheo y el arrecife Tourmaline, al oeste de Mayagüez, uno de los arrecifes más distantes de la costa.
El coral, la unidad básica del arrecife, está compuesto por diminutos pólipos con tentáculos. Los tentáculos se pueden ver de noche mientras se alimentan de organismos diminutos flotantes llamados zooplancton. El pólipo del coral vive en asociación con un alga microscópica llamada Zoozantela, la cual le provee oxígeno al coral; y el coral por su parte le provee nutrientes al alga. El arrecife de coral también es la comunidad de mayor biodiversidad porque brinda alimento y albergue a una gran cantidad de especies como algas, esponjas, anémonas, erizos, estrellas, langostas, cangrejos, pulpos y otros moluscos, plantas y peces.
Islas y cayos adyacentes

Islote de Desecheo en la costa oeste de Puerto Rico
Las islas y cayos (o promontorios rocosos) adyacentes a la isla mayor, Puerto Rico, albergan una gran cantidad de recursos y una vida silvestre característica que le imparten rasgos únicos en su clase. Las islas principales son Culebra y Vieques, localizadas en el este del municipio de Fajardo. Además están las islas de Mona, Monito y Desecheo localizada al oeste, Caja de Muertos al sur y los cayos de La Cordillera al este (compuesta por Icacos, Palominitos, Blanquilla y cayo Diablo, entre otras). Por estar poco impactadas por el ser humano, estas islitas han servido como laboratorio natural para la investigación de científicos locales e internacionales. Así también proveen un escenario excelente para la recreación y esparcimiento.
Las islas de Culebra y Vieques comparten características con el sur de Puerto Rico, donde la precipitación de lluvia es menor. Por tanto, sus suelos son áridos y la vegetación posee características de bosque subtropical seco. El área total de Culebra es de 7,700 acres con una topografía irregular que fluctúa entre llanos y pequeñas elevaciones. La parte más alta es el Monte Resaca con una altura de 198 metros (650 pies). Culebra alberga el Refugio de Culebra con 1480 acres e incluye 23 islas y formaciones rocosas en el mar, además de cuatro parcelas de tierras en la isla. También, fue designada la reserva natural Canal Luis Peña en Culebra, la cual sostiene un desarrollo extenso de comunidades de arrecifes de coral.
Vieques se caracteriza por lomas bajas y valles llanos. Su montaña más alta es el Monte Pirata en la parte oeste de la isla con 305 m (1000 pies) de elevación y el Cerro Matías en el este con 128 m (420 pies). Vieques tiene pequeñas sub-cuencas sin canales de drenaje, aunque se cree que en el pasado algún riachuelo pudo haberse formado. También, existen quebradas intermitentes formadas por el agua que discurre cuando llueve. Cerca del 90% de la precipitación se evapora debido a las altas temperaturas. Los dos acuíferos principales son el de Valle de Resolución al oeste de la isla, y el de Valle Esperanza en la parte sur. Vieques cuenta con la Reserva Natural de la Bahía Bioluminiscente de Vieques.
Por su parte, la isla de Mona es una reserva natural de mucha belleza escénica y valor ecológico. Este santuario natural posee 14,043 cuerdas, y está localizado a una distancia de 50 millas náuticas de la costa oeste de Puerto Rico. Su clima es uno seco y está clasificada como una región semiárida o seca. La isla de Mona posee acantilados que penetran verticalmente a profundidades de 100 pies o más. Las costas están bordeadas por arrecifes como el de barrera que protege la parte este y oeste de la costa sur con una gran variedad de corales duros y blandos. En la isla existen más de 19 cuevas importantes, y algunas se extienden por varios kilómetros, donde pueden observarse en sus paredes petroglifos taínos. Isla de Mona es el hábitat crítico para especies endémicas, entre las que se encuentra la gran iguana de Mona, protegida por leyes debido a su estado vulnerable.
Ambiente

Zona contaminada en La Parguera, Lajas
Aunque la palabra ambiente se refiere a todo lo que nos rodea, lo cual incluye la ambiente físico ya discutido anteriormente, es importante incluir en este análisis el ambiente humano. Con esto nos referimos a cómo los seres humanos nos relacionamos con nuestro entorno. Es meritorio señalar los impactos negativos que surgen como resultado de las actividades humanas. Tampoco podemos olvidar los eventos más importantes de la lucha por la defensa y protección de nuestro patrimonio natural y el sistema de leyes ambientales que rigen nuestro pueblo desde la segunda mitad del siglo XX.
Durante el dominio de la Corona Española en la Isla, se aplicaron leyes cuyo fin sólo fue el uso y el aprovechamiento de los recursos naturales, así como la organización de terrenos para el establecimiento de ciudades y las comunidades humanas. Con el cambio de soberanía, mediante el Tratado de París de 1898, se aplicaron leyes aprobadas por el Congreso que también estaban orientadas en la misma dirección. De este proceso de uso y aprovechamiento de los recursos, han surgido problemas ambientales asociados a la indebida intervención humana. Los problemas ambientales que más nos afectan son la deforestación, la pérdida de especies, la contaminación del agua, el suelo y el aire, y el manejo de los residuos sólidos.
Deforestación
La deforestación es el proceso de corte de árboles o vegetación, la cual puede ser detrimental para la conservación de los suelos y el equilibrio de los sistemas naturales. Se estima que para el siglo XVI, Puerto Rico estaba cubierto por bosques casi en su totalidad. La Isla experimentó una deforestación constante, durante el siglo IXX y comienzos del XX, principalmente para el cultivo de café y la caña de azúcar. Para mediados del siglo XX, menos del 5% de la Isla estaba cubierto por bosques.
Para la década del cincuenta, el desarrollo del país estuvo dirigido por el modelo denominado Operación Manos a la Obra. Esta estrategia enfatizaba la creación de empleos y el incentivo de la industria, lo cual impulsó el cambio de una economía agrícola a una industria. Como resultado se produjo el abandono de las plantaciones y el colapso de la agricultura. Las áreas agrícolas permitieron la sucesión de especies mayormente como pastizales y posteriormente de especies árboles de crecimiento rápido.
Aunque en los últimos 60 años, la cobertura de bosques sobre la superficie de la isla ha aumentado, la deforestación es un evento que sigue ocurriendo debido a la expansión urbana. El desarrollo de urbanizaciones compromete grandes extensiones de terreno en las que se remueve la cobertura vegetal. La tala de bosques trae como consecuencia la pérdida de lugares importantes para el sostenimiento de especies de plantas y animales que son únicas en la isla.
Contaminación ambiental
Cuando hablamos de contaminación ambiental nos referimos a sustancias que han sido liberadas al aire, suelo y agua en cantidades tan altas que el sistema no puede tolerar y llegan a afectar la salud humana y la de las especies. La contaminación puede ser causada por fuentes dispersas y no dispersas. Las fuentes dispersas son aquellos focos contaminantes que emiten sustancias tóxicas de manera dispersa o que no provienen de un lugar definido, como es el caso de la quema de basura y las emisiones de gases de autos. Las fuentes no dispersas son aquellos focos contaminantes que emiten sustancias tóxicas al aire, agua o suelo desde un lugar bien definidos en cuanto a su localización.
La contaminación del aire proviene mayormente por actividades industriales como las termoeléctricas, las refinerías de petróleo, las fábricas de cemento y las farmacéuticas. Estas fuentes producen óxidos de azufre, óxidos de nitrógeno y material particulada fina sólida o líquida suspendida en la atmósfera (partículas, aerosoles, humos). También puede ser producida por fuentes naturales como, por ejemplo, el polvo del Sahara y la erupción de volcanes.
La contaminación del agua es más común en los cuerpos superficiales, pero de igual manera se han registrado casos de contaminación del agua subterránea. Muchas plantas de tratamiento de aguas usadas y su sistema de bombeo están en deterioro, y descargan las aguas crudas a los cuerpos de agua. Miles de ciudadanos, cerca del 50%, no poseen sistema de alcantarillado y vierten las aguas sanitarias a lagunas, ríos y quebradas. Algunas industrias han contaminado pozos de agua subterránea, lo que ha llevado al cierre ante la imposibilidad de limpiarlos.
Las mayores fuentes contaminantes de la isla han estado asociadas al desarrollo industrial que tuvo lugar entre las décadas del 60 al 90, el cual estuvo basado en la introducción de industrias farmacéuticas, petroquímicas, químicas o químicas aliadas. Este desarrollo aumentó el potencial de derrames de sustancias químicas. En los últimos 32 años del siglo XX, ocurrieron en Puerto Rico al menos siete eventos mayores de derrames o escapes de sustancias contaminantes que ocasionaron daños a los recursos naturales, la calidad del agua, del aire y el suelo, así como la salud de los trabajadores.
Manejo de residuos sólidos
La excesiva producción de residuos en la isla ha llevado al cierre de 41 vertederos. El almacenamiento de residuos en un vertedero produce —entre otros contaminantes— líquidos ácidos producto de la descomposición de la basura, los cuales pueden ser arrastrados por la lluvia sobre el terreno y transportados hasta los cuerpos de agua superficiales y subterráneos. La materia contaminante de estos líquidos llamados lixiviados va a depender del tipo de material que contenga la basura en descomposición.
Para atender el problema del manejo de los residuos sólidos se creó la Autoridad de Desperdicios Sólidos (ADS), a través de la Ley 70 del 23 de junio de 1978. Esta agencia está a cargo de evaluar, planificar e implantar estrategias para el manejo racional de los residuos sólidos con el fin de proteger el ambiente, la salud pública y los recursos naturales.
Luchas ambientales

Carteles de protesta contra la privatización de las playas
Luego de la Segunda Guerra Mundial, los efectos de las grandes demandas de la industrialización, ameritaron la atención de los problemas ambientales y las preocupaciones sociales. Desde la década del sesenta se comenzaron a identificar problemas de contaminación en nuestro entorno, la necesidad de establecer controles y enfrentar los problemas del ambiente desde una perspectiva integral.
En la Isla se desarrollaron movimientos en favor del ambiente a la misma vez que en el ámbito internacional. Uno de estos eventos de corte internacional fue la publicación del libro Silent Spring (1962), en el que la autora Rachel Carson hace una denuncia de la utilización de plaguicidas y sus efectos sobre la vida silvestre. Este libro rompió record de ventas y creó conciencia en la ciudadanía. Otro fenómeno de impacto mundial, fue lo que se denominó el primer Día Internacional de la Tierra (1970) en la que 20 millones de personas protestaron en contra del deterioro ambiental.
Paralelamente, en Puerto Rico se presenciaron luchas por la salud de los trabajadores y las comunidades. Para la década del sesenta se denunció la experimentación con el agente naranja en el Yunque, la explotación de los yacimientos mineros en Adjuntas, Jayuya, Utuado y Lares (1964-1988), y la oposición a la construcción de plantas nucleares para generar energía eléctrica en Manatí, Salinas y Arecibo (1969-1976).
En la década del setenta se presenció la oposición a la construcción de un superpuerto en Aguadilla, Rincón o Isla de Mona (1972-1973); el control de la contaminación de grafito, gases de brea y sulfuro de hidrógeno generados por la Unión Carbide Grafito en Yabucoa (1973-1985), y en contra la disposición de desperdicios sin tratar de las compañías atuneras en Cabo Rojo (1976-1977), entre otras protestas de mayor importancia.
Desde la década de los ochenta, el movimiento ambiental ha crecido y se ha fortalecido a través de los procesos legales que se llevan a cabo. Muchas comunidades han ganado casos en contra de industrias contaminantes y de otras entidades responsables por el impacto a la salud y la calidad del ambiente. También se ha reconocido el derecho de las comunidades a estar informadas, lo que redunda en beneficio de todos los ciudadanos.
Agencias y leyes creadas para proteger el ambiente
Ante los reclamos de los ciudadanos, el gobierno se vio obligado a atender las necesidades y problemas ambientales del país. Para esto se crearon leyes que dirigían los esfuerzos a la creación de agencias gubernamentales que su vez tenían el mandato de establecer las normas que regirían las actividades humanas en torno al ambiente.
Así pues, en el 1952 se estableció la política pública ambiental, mediante la Constitución del Estado Libre Asociado. En el 1969, el Congreso de los Estados Unidos aprobó la Ley Federal sobre Política Pública Ambiental, la cual creó la Agencia Protección Ambiental (APA) en el 1970. Por su parte, Puerto Rico aprobó la Ley Núm. 9 del 18 de junio de 1970 para implantar la Política Pública Ambiental sobre la conservación del ambiente y crear la Junta de Calidad Ambiental (JCA). Ambas requieren que todas las entidades gubernamentales analicen y tomen en cuenta los impactos ambientales de sus decisiones y acciones antes de que las ejecuten. Es importante mencionar que la Ley Núm. 9 fue derogada y sustituida por la Ley Núm. 416, el 22 de septiembre de 2004.
El Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) —como se llama actualmente— se creó a través de la Ley Núm. 23 del 20 de junio de 1972, para proteger, conservar y administrar los recursos naturales y ambientales del país de forma balanceada y garantizar el disfrute de éstos a las próximas generaciones. Actualmente, el DRNA tiene jurisdicción sobre toda vida silvestre, los bosques estatales, las reservas naturales y refugios de vida silvestre, incluyendo lagos o embalses, lagunas, una porción de Culebra y una de Vieques. Incluye también los bienes de dominio público, tales como agua, peces, minerales, cauces, riveras y materiales de los ríos, zona marítimo-terrestre, aguas territoriales y terrenos sumergidos. Así también incluye los recursos y sistemas naturales, tales como cuevas, cavernas, sumideros, manglares, humedales, hábitat crítico para la vida silvestre y especies en peligro de extinción.
Hacia un futuro sostenible
Es importante que reconozcamos el valor de nuestros recursos naturales para poder conservar los mismos. Si no disminuimos el impacto negativo sobre nuestro ambiente físico, no cabe duda que se afectarán tanto las presentes como las futuras generaciones. Es necesario entonces, que consideremos las alternativas que nos ofrece el desarrollo sustentable, el cual se logrará en la medida en que utilicemos los recursos sin comprometer la disponibilidad de éstos en el futuro.
Lograr la armonía entre el desarrollo económico y el ambiente natural será un reto para todas las agencias involucradas. Juntas deben colaborar en la búsqueda de soluciones más justas y efectivas para los problemas ambientales que enfrenta el país. El fomentar el uso eficiente del terreno, así como la restauración, conservación y manejo de los recursos naturales será vital para todos los ciudadanos.
Autor: Prof. María Calixta Ortiz
Publicado: 27 de mayo de 2009.