El director Jack Delano en la filmación de la película “Los peloteros”.
La producción cinematográfica de la División de Educación de la Comunidad (DIVEDCO) fue un foro de expresión importante para músicos y compositores puertorriqueños. Con la música de sus películas, la DIVEDCO promovió nuevas composiciones y difundió la diversidad del acervo musical nacional, tanto en el género culto como en los renglones de música popular, urbana y campesina. En momentos en que la cultura puertorriqueña necesitó ser valorada y apreciada, el cine de la DIVEDCO preservó lo mejor de nuestra música y sus intérpretes.
Durante la primera década de existencia de la DIVEDCO, de 1949 a 1959, tres compositores sientan las pautas de calidad e identidad cultural que ayudan a la efectividad de las películas: Jack Delano, Amaury Veray y Héctor Campos Parsi. Los tres se integraron a la DIVEDCO cuando estaban a punto de dar a luz las composiciones de género culto que formaron el repertorio identificado por Campos Parsi como la Escuela Nacionalista Puertorriqueña. Delano se vinculó con el proyecto gubernamental de producción de películas para propósitos educativos desde sus orígenes, cuando en 1946 se fundó la División de Educación Visual, adscrita a la Administración de Parques y Recreo Público.
La carencia de recursos fiscales y técnicos explica la sencillez de las bandas sonoras de las producciones de la División de Educación Visual, donde se usaban pocos instrumentos musicales y en las que Delano hizo arreglos de melodías del dominio público criollo, sobre todo canciones infantiles. De estas primeras partituras, sobresale la de la película “Una gota de agua” (1949), en la que Delano tomó motivos infantiles-sobre todo “Mambrú se fue a la guerra”, y preparó una simpática marcha infantil.
Al fundarse en propiedad la DIVEDCO como agencia autónoma en 1949 –aunque estaba adscrita al Departamento de Instrucción Pública–, ésta empieza a responder directamente al entonces gobernador Luis Muñoz Marín. En ese momento empezó a contar con presupuesto y facilidades técnicas superiores. Entonces, Delano tuvo la oportunidad de dirigir proyectos artísticamente más ambiciosos, lo que se reflejó en las partituras. “Los peloteros” (1951), último de sus filmes para la DIVEDCO, no solamente es el primer largometraje de la División con un reparto numeroso y rodaje en múltiples lugares, sino que hace gala de una banda sonora mucho más compleja que la de filmes como “Una gota de agua”. El tema principal, escrito para instrumentos de viento y recurrente hasta el tenso punto culminante de la cinta, incluso cita los acordes iniciales de la popular canción de Roberto Cole, “Romance del campesino”.
Antes de retirarse de la DIVEDCO, Delano tomó dos decisiones importantes: ascendió a su asistente Amílcar Tirado al rango de director, y contrató a Amaury Veray como compositor. Tirado se inició exitosamente como cineasta con el drama “Una voz en la montaña” (1952), para el que Delano compuso otro popurrí de canciones infantiles interpretadas por un acordeón, dándole a esta historia de un jíbaro que desea aprender a leer y escribir, un aire de melancolía y optimismo, conforme a la situación.
Veray, graduado del Conservatorio de Nueva Inglaterra en Boston en 1949, comenzó su aportación en la DIVEDCO con la partitura del segundo filme de Tirado, “El puente” (1953). Este trabajo -combinación hábil de melodías incidentales de corte clásico con canciones infantiles como “Pase misín”- inició el cuerpo de partituras más productivo de compositor alguno para la DIVEDCO. Veray compuso música para siete filmes: “El puente”, “Pedacito de tierra” (1953), “Doña Julia” (1954), “El de los cabos blancos” (1955), “Milagro en la montaña” (1955), “Mayo florido” (1956) y “La quiebra” (1963). Su obra demostró la versatilidad y el talento para sonorizar géneros tan diversos como el drama didáctico “Pedacito de tierra”, la fantasía navideña “Milagro en la montaña” y la comedia costumbrista “La quiebra”.
Mención aparte por su originalidad de concepto merece, “Mayo florido”, colaboración de los directores Willard van Dyke y Luis Maisonet con Veray. Es un poema lírico audiovisual, con la elegante música ilustrando un hermoso montaje a color de flores, tanto capullos como plantas en pleno brote, cascadas y ríos con plantas acuáticas, que culmina con la intervención de un trío de guitarras y voces interpretando la canción “Mayo florido”. Cierra con un plano del sol penetrando con sus rayos una barrera de hojas mientras las voces y guitarras dan punto final a la canción.
Al igual que Veray, Campos Parsi se integró a la DIVEDCO a su regreso de Europa, donde cursó estudios en música y composición clásica. Campos Parsi compuso partituras para seis títulos: “Modesta” (1955), “El secreto” (1957), “El cacique” (1957), “El yugo” (1959), “La noche de don Manuel” (1963) y “Geña la de Blas” (1964).

El compositor Héctor Campos Parsi compuso partituras para seis títulos, incluyendo “Modesta”.
Con “Modesta”, Campos Parsi experimentó con la integración de la música jíbara a la composición de una partitura de estructura tradicional; la secuencia en que se ilustra el correr del chisme de la agresión de Modesta contra su marido viene acompañada de una melodía que, con aires del seis chorreao, comenta ingeniosamente el medio de comunicación más veloz en nuestra cultura, el bochinche.
Otros compositores
Desde el comienzo de la División de Educación Visual, José Raúl Ramírez trabajó como asistente de Delano, en lo que a música se refería, manejando tareas administrativas (contratación de músicos, coordinación de ensayos), así como creativas. Ramírez fue el único de los trabajadores en materia de música que permaneció trabajando en la DIVEDCO por más de veinte años. Ramírez compuso música para cuatro películas: “La voz del pueblo” (1948), “Las manos del hombre” (1952), “Ignacio” (1956, en colaboración con Rafael Umpierre) y “La casa de un amigo” (1963). Pero la faceta más interesante de su trabajo tras el micrófono fue la experimentación con música electrónica que llevó a cabo con Delano y el sonidista Héctor Moll durante los primeros años de la DIVEDCO. La presencia de la música electrónica es evidente en “Juan Sin Seso” (1957), filme de Luis Maisonet que nos presenta la alternativa fílmica más experimental en la DIVEDCO para llamarle la atención al público sobre los efectos enajenantes de la publicidad y los medios masivos de comunicación.
Para la década de 1960, cuando la DIVEDCO cambió el estilo de sus filmes hacia tendencias más estéticas que educativas, colaboraron otros compositores en el acervo musical de la agencia, destacándose la labor de Lito Peña. Aunque solo compuso para dos filmes –“El resplandor” (1961) y “La guardarraya” (1964)–, Peña aportó el carácter dramático de sus partituras, sostenidas sobre un trasfondo de música popular más que de educación clásica. “El resplandor” sobresalió con su impresionante fanfarria inicial de vientos y el uso inteligente de percusión africana que le dio un toque poderoso a este drama de la esclavitud. Completan esta relación de compositores dos talentos de temperamentos opuestos: Rafael Aponte Ledée, pionero de la música de vanguardia en Puerto Rico, quien compuso la partitura del documental sobre los pacientes del Instituto Psicopedagógico “La ronda incompleta” (1966), y Luis Antonio Ramírez, autor de la música de la “La buena herencia” (1967), película de Amilcar Tirado.
Los músicos y la divulgación
Para cumplir con el propósito de enaltecer los valores patrios, la DIVEDCO produjo películas que documentan nuestra historia musical, contando en ocasiones con la participación de notables representantes de la música puertorriqueña.
“Trulla” (1951), dirigida por Delano, fue la primera película de la DIVEDCO en ocuparse de la música campesina. Cuenta con un reparto excepcional, en la plenitud de sus facultades: Chuíto el de Bayamón, la Calandria, Ramito, Maso Rivera, Don Felo y Toribio “el Rey del Güícharo”.
En el mismo estilo de la “Trulla”, varios cortos musicales –casi todos hechos con motivo de las fiestas navideñas– retratan para la posteridad varios aspectos de la “música de tierra adentro” y la música popular. Sobresalen entre estas producciones “Parranda campesina” (1958), con la participación de Gala Hernández y su grupo y Juaniquillo, “el Cantor del Campo y del Pueblo”; “Romance musical” (1958), que ilustra la tradición de la controversia musical con un duelo de pretendientes cantando boleros como “Obsesión” y “Silencio” ante la presencia de la pretendida; “Cantares de Navidad” (1965), presentando al grupo de Leocadio Vizcarrondo, y “Mensaje de Navidad” (1971), con la Tuna Estudiantina de Cayey.
Uno de los filmes más recordados de la DIVEDCO retrata la historia y evolución de otro género de música popular, oriundo de las costas y con influencias africanas, se trata de la plena. En “La plena” (1957), Amílcar Tirado filma secuencias de intérpretes del ritmo en Ponce, en los bailes costeros, y presenta la fusión de géneros populares y cultos con la representación por Ballets de San Juan del ballet-plena de Amaury Veray, “Cuando las mujeres”.
La “música culta” también es tema de divulgación para la DIVEDCO. “La guitarra” (1951) presenta al guitarrista clásico español Regino Sainz de la Maza interpretando piezas del repertorio clásico como “Preludio ensueño”, de Francisco Tárraga, mientras que en “Danzas puertorriqueñas” (1956) José Raúl Ramírez explica el funcionamiento del órgano eléctrico y –anticipando su obra discográfica por más de cuarenta años– interpreta al órgano una selección de danzas, incluyendo “Felices días”, de Juan Morel Campos, y “Tus caricias”, de José Enrique Pedreira.
Amaury Veray pone en práctica su faceta de investigador e historiador de la música en Puerto Rico con la redacción del libreto del cortometraje “Elisa Tavárez” (1956), que muestra a la distinguida pianista de conciertos junto a sus estudiantes. Augusto Rodríguez participó como arreglista y dirigiendo al Coro de la Universidad de Puerto Rico en la banda sonora de dos filmes de Amílcar Tirado. “Santero” (1956) cuenta con una impresionante interpretación del Coro de piezas del género sacro como “Adoramus te Christi”, “Agnus Dei” y “Contigo Santa María”, y “El contemplado” (1958) presenta vistas en planos generales de paisajes de la Cordillera Central sonorizados con una versión coral de “Los carreteros”, de Rafael Hernández.
Delano, Veray y Campos Parsi cumplen con su oficio de compositores incidentales al mismo tiempo que pulen sus talentos e inquietudes, preparándose para la música de cámara, orquesta y ballet con la que crearán un repertorio “clásico” puertorriqueño en forma, contenido y estilo. Piezas como “El sabio doctor Mambrú” de Delano, “La encantada” de Veray y “Juan Bobo y las fiestas” de Campos Pars,i tienen sus precedentes en las partituras y arreglos compuestos e interpretados para las películas de la DIVEDCO.
Referencias:
Archivo Virtual del Instituto de Cultura Puertorriqueña. https://www.archivoicp.com/divedco. Consultado 25 de noviembre de 2021.
Biografía de Jack Delano. https://hmong.es/wiki/Jack_Delano. Consultado 25 de noviembre de 2021.
Biografía de Amaury Veray. https://www.diazdelmoralfoundation.org/amauryveray. Consultado 25 de noviembre de 2021.
Marsh Kennerley, Catherine. “Negociaciones culturales: los intelectuales y el proyecto pedagógico del estado muñocista”. San Juan: Ediciones Callejón, 2009.
Ortiz- Bartley, Cynthia. “Musical and Cultur Musical and Cultural Perspectiv erspectives of Héct es of Héctor Campos P or Campos Parsi: An arsi: An examination of his influences and analysis of selected vocal works”. https://researchrepository.wvu.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=8525&context=etd. Consultado 25 de noviembre de 2021.
Autor: Francisco González Miranda
Publicado: 12 de septiembre de 2014
Revisión: Dra.Lizette Cabrera Salcedo, 25 de noviembre de 2021
Edición: Mariela Fullana Acosta, 30 de noviembre de 2022