Asturiano de procedencia y puertorriqueño de adopción, fue periodista, literato, educador y líder político. Su poesía era de tono, mayormente romántico y sus narraciones eran costumbristas. Sus ideales políticos seguían la línea conservadora del autonomismo. Ocupó el puesto de Secretario de Hacienda en el Gabinete Autonómico de Puerto Rico (1898). La letra de La Borinqueña, himno oficial de Puerto Rico, es de su autoría. También, fue un apasionado defensor de la lengua española.
Manuel Fernández Juncos nació el 11 de diciembre de 1846 en el pueblo de Tresmonte en Asturias, España. Junto con su familia, emigró a Puerto Rico en 1857, cuando tenía once años. Su primer hogar isleño fue en Ponce. Había llegado a la Isla con la educación primaria que recibió en su pueblo natal, pero continuó educándose de manera autodidacta.
En 1865, se estableció en Vega Baja, donde contrajo nupcias con Dolores Náter Marrero. Aquí, también, conoció al poeta y periodista José Gualberto Padilla, quien alentó a Fernández Juncos a incursionar en el periodismo. Sus primeros escritos se publicaron en El Porvenir, órgano sanjuanero fundado por José Julián Acosta, y luego colaboró en El Derecho de Ponce, La Razón de Mayagüez y El Clamor del País, órgano autonomista, entre otros.
En 1877, tras haberse establecido permanentemente en San Juan, fundó El Buscapié, una publicación semanal de carácter literario. Más adelante, en 1877, fundó la Revista Puertorriqueña. En estos órganos publicó relatos costumbristas –de carácter mayormente satírico y humorístico– poesías, ensayos biográficos, históricos y de crítica social, política y cultural, así como trabajos de estudio y crítica literaria de los nuevos autores puertorriqueños. También, promovió los nuevos talentos literarios al publicar por primera vez a muchos de éstos en las páginas de este semanario.
Muchos de los escritos relacionados con los tipos y costumbres de Puerto Rico que había publicado en sus publicaciones los recogió, más adelante, en sus libros Tipos y caracteres (1882) y Costumbres y tradiciones (1883). Los ensayos biográficos que había publicado, anteriormente, los reunió en Semblanzas puertorriqueñas (1888).
En el ámbito de la política, desfiló en las filas del Partido Liberal Reformista y, más adelante, en el Partido Autonomista Puertorriqueño, el cual se creó en 1887. Ese mismo año, conocido como el “Año Terrible” o el de los compontes, sufrió persecución política, al igual que muchos otros autonomistas, y llegó a ser encarcelado en varias ocasiones. Favorecía la misma línea que Rafael María Labra y José Julián Acosta, que promovían un autonomismo administrativo, pero no político, es decir, que se mantuviera el vínculo político con España.
En 1897, se desligó del Partido Autonomista, al igual que José Celso Barbosa y otros disidentes, quienes fundan el Partido Autonomista Ortodoxo, Liberal o Puro. Ese mismo año, luego de que Puerto Rico obtuviera la autonomía de España, formó parte del gabinete autonómico en el que ocupó el cargo de Secretario de Hacienda.
Tras la Guerra Hispanoamericana de 1898, se retiró de la vida política. Sin embargo, continuó luchando por la cultura puertorriqueña en el ámbito cultural y filantrópico. Ante el proceso de americanización, que comenzó a observarse en la Isla, defendió fervientemente el idioma español. Redactó libros de textos de enseñanza primaria en español entre los que figuran: Los primeros pasos en castellano (1901), Libro cuarto de lectura (1902), Canciones escolares (1903), Compendio de moral para las escuelas (1904), Antología portorriqueña (1907) y Lecturas escogidas (1910).
Su preocupación por el bienestar social del país lo motivó a convertirse en delegado de la Cruz Roja Española en Puerto Rico, desde el año de su fundación en 1895. Abogó y colaboró en la fundación de otras instituciones como la Biblioteca Municipal de San Juan, el Instituto Civil de Segunda Enseñanza y la Institución de Enseñanza Popular. También creó en 1906, la Casa de Niños, en la cual se les proveía alimentación, ropa y albergue; ésta se estableció, inicialmente, en los bajos del Ayuntamiento de San Juan y en 1926 fue trasladada a un edificio en Miramar.
Fue presidente del Ateneo Puertorriqueño y dirigió la Academia Antillana de la Lengua. También, fue miembro de la Academia Cervantina Española, la American Academy of Political and Social Sciences, el Instituto Geográfico Argentino y el Liceo Hidalgo de México. Recibió en 1907 condecoraciones del Ateneo Puertorriqueño y del Casino Español. En 1916, la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras le otorgó un doctorado honoris causa.
Falleció el 18 de agosto de 1928 en San Juan. En 1954, el Estado Libre Asociado de Puerto Rico adoptó su poema “La tierra de Borinquen” como el himno oficial del País, titulado La borinqueña.
Referencias:
Rivera de Alvarez, Josefina. Literatura puertorriqueña: su proceso en el tiempo. Madrid: Partenón, [1983]. Impreso.
Alegría, Ricardo y Eladio Rivera Quiñones, eds. Historia y cultura puertorriqueña: desde la época pre-colombina hasta nuestros días. San Juan, P.R.: Fundación Francisco Carvajal, 1999. Impreso.
Gran Enciclopedia de Puerto Rico. Impreso.

11 de diciembre de 1846
Tresmonte en Asturias, España
18 de agosto de 1928
San Juan, Puerto Rico
Autor: Grupo Editorial EPRL
Publicado: 17 de septiembre de 2014