Primer puertorriqueño en ser designado obispo de Puerto Rico. Se distinguió por su carácter celoso y ferviente en cuanto a la administración de la Iglesia y el gobierno del País.
Nació en el Viejo San Juan el 17 de julio de 1760, hijo de Miguel de Arizmendi, vasco, y Juana Isabel de la Torre, criolla. Estudió bajo la tutela de los padres dominicos, en el Convento de Santo Tomás de Aquino de la Orden de Predicadores, en donde completó un grado en filosofía. En 1778, se trasladó a Caracas, donde permaneció por cinco años como alumno primero del Seminario Santa Rosa de Lima y luego de la Real y Pontificia Universidad de Venezuela, donde estudió filosofía, teología, jurisprudencia y cánones. En 1783, se ordenó como subdiácono y diácono en esta ciudad.
Continuó sus estudios doctorales en Santo Domingo, donde se ordenó en 1784 como presbítero. A su regreso a Puerto Rico, Trespalacios lo nombró capellán de las Madres Carmelitas del Viejo San Juan. En 1792, Francisco de la Cuerda y García, quien era obispo de Puerto Rico para ese entonces, lo nombró provisor y vicario general, cargos de mucha responsabilidad, no sólo en términos religiosos, sino también administrativos y jurídicos.
El rey Carlos IV lo eligió como candidato a obispo el 13 de marzo de 1803, selección que confirmó el papa Pío VII el 27 de julio de 1803, convirtiéndose Arizmendi en el primer obispo puertorriqueño. Algunos historiadores plantean que se eligió un obispo natural de la isla, cuando hasta entonces todos habían sido españoles, debido a que Puerto Rico había demostrado firmemente su lealtad a la Corona durante el ataque inglés de 1797.
Fue consagrado en Caracas en 1804 por el primer obispo venezolano, Francisco Ibarra, quien, a su vez, había sido su profesor de latinidad mientras estudiaba en dicha ciudad. Su primera labor episcopal tan pronto regresó a Puerto Rico consistió en llevar a cabo su primera visita pastoral, es decir, recorrer las capillas de su diócesis.
El episcopado de Arizmendi se caracterizó por la rigurosidad y rectitud en los aspectos religiosos y administrativos de su diócesis. A causa de la invasión napoleónica de 1808 y los cambios políticos que desataron tanto en España como en sus provincias, se designó como gobernador a Salvador Meléndez (1809-1820), un militar conservador. Debido a la relación estrecha entre iglesia y estado, el gobernador podía involucrarse en ciertos asuntos eclesiásticos, lo que provocó un conflicto con Arizmendi, quien defendía su poder eclesiástico. Su pugna llegó a tal punto que el gobernador Meléndez acusó al obispo de infidente.
En 1809, la Junta Suprema y Gubernativa del Reino, que gobernaba a España durante el encarcelamiento del rey, convocó a Cortes Extraordinarias. Los cinco ayuntamientos de Puerto Rico eligieron un candidato para diputado a cortes. Arizmendi fue el candidato de Aguada. Por sorteo, se designó a Ramón Power y Giralt como diputado. Power visitó a Arizmendi tras su elección y en una ceremonia le presentó su anillo episcopal, prenda que representaba su unión a la Iglesia y a la Corona, para que no olvidase que su deber consistía en “proteger y sostener los justos derechos de sus compatriotas”. Esto constituye una de las primeras manifestaciones oficiales del sentimiento de puertorriqueñidad que se había ido desarrollando en la Isla. Este acto causó que empeorara la animosidad existente entre el gobernador Meléndez y Arizmendi.
En cuanto a sus deberes religiosos, Juan Alejo de Arizmendi fue riguroso y estricto en que el clero cumpliera adecuadamente con sus deberes. Sin embargo, fue muy querido y respetado por el pueblo. Creía en la caridad, por lo que atendía a los pobre. También, mantenía con su propio dinero al Hospital de la Concepción de San Juan, a cuyos enfermos visitaba con frecuencia. Cuando el Convento de Nuestra Señora del Carmen de las Madres Carmelitas se encontraba en estado de deterioro, las ayudó económicamente en las obras de reconstrucción que se iniciaron en 1806. Además, promovió construyera la construcción del Seminario Conciliar, un lugar donde pudiesen estudiar no sólo los futuros sacerdotes, sino también jóvenes laicos. Sin embargo, durante su vida no alcanzó ver esta obra.
Juan Alejo de Arizmendi falleció en Arecibo el 12 de octubre de 1814 mientras realizaba su segunda visita episcopal. Fue enterrado en la ermita de la Monserrate de dicho pueblo. Los restos se trasladaron en 1815 a la Catedral de San Juan, a pesar de los intentos del gobernador Meléndez para impedirlo.
Referencias:
Programa 281 de La Voz del Centro: “El Obispo Juan Alejo de Arizmendi”, con la participación de fray Mario Rodríguez León.
Gutiérrez del Arroyo, Isabel. “El Dr. don Juan Alejo de Arizmendi, primer obispo puertorriqueño”. Galería de humanistas conferenciantes 1979-1986: primera serie. Fundación Puertorriqueña de las Humanidades. San Juan, PR: 1987. 163-181.

17 de julio de 1760
San Juan, Puerto Rico
12 de octubre de 1814
Arecibo, Puerto Rico
Autor: Grupo Editorial EPRL
Publicado: 12 de septiembre de 2014