La hacienda La Esperanza fue una de las más avanzadas y prósperas haciendas azucareras de Puerto Rico durante la segunda mitad del siglo XIX. En la actualidad, es parte de la Reserva Natural Hacienda La Esperanza, que consiste en 2,778 cuerdas ubicadas al este de los márgenes del Río Grande de Manatí, en este municipio.
Durante la década de 1830, Fernando Fernández, un militar proveniente de Castilla que llegó a Puerto Rico a finales del siglo XVIII, comenzó a adquirir tierras en el área llamada La Esperanza, las cuales desarrolló como hacienda desde el 1840. En 1854, su hijo mayor José Ramón Fernández y Martínez, el Marqués de la Esperanza, hereda parte de la finca, luego fue adquiriendo más tierras hasta alcanzar una extensión de 2,265 cuerdas.
A pesar de que La Esperanza funcionaba como hacienda desde la década de 1840, no fue hasta que pasó a manos del Marqués de la Esperanza que prosperó considerablemente. El auge de la producción azucarera en la hacienda se debió al uso de mano de obra barata, ya que el Marqués era propietario de más de 150 esclavos, y a la compra de un moderno molino de vapor en 1861. Con la nueva maquinaria, el proceso de elaboración de azúcar era más rápido. Para la década de 1870, la hacienda se había convertido en una de las más productivas de las Antillas, rindiendo entre 500 y 600 toneladas de azúcar por cosecha.
No obstante, la escasez de mano de obra barata luego de que se aboliera la esclavitud, la caída de los precios del azúcar en el mercado internacional, el aumento de las tarifas en Estados Unidos para el azúcar proveniente de las colonias españolas, así como el debilitamiento del poder político de España, causaron la decadencia de la industria del azúcar puertorriqueña. En el 1891, el Marqués se vio obligado a traspasar La Esperanza a manos de Wenceslao Borda, un agente de la compañía que lo había ayudado a financiar gran parte de los gastos operativos de la hacienda. Aunque el cultivo de caña continuó, la hacienda se dividió entre distintos individuos o familias a quienes se le arrendaban terrenos. Una vez se abandona el cultivo de caña a gran escala, la mayoría de estas tierras se utilizaron para el pastoreo de ganado.
El Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico adquirió los terrenos de La Esperanza en 1975, con el fin de conservarlos. El Fideicomiso llevó a cabo una investigación exhaustiva sobre la hacienda, la tecnologíaagrícola, los dueños y las personas que trabajaron, vivieron y murieron en ésta. Se efectuaron excavaciones donde se encontraron yacimientos indígenas que datan del 510 D.C., entre los que se destacan un parque ceremonial, cuatro plazas, petroglifos y un cementerio. En la actualidad, la maquinaria y las estructuras asociadas con el complejo histórico de la hacienda están en proceso de restauración.
La hacienda La Esperanza es el área natural protegida de mayor extensión y diversidad ecológica de la costa norte de Puerto Rico. En los predios de la reserva se encuentran sobre diez diferentes ecosistemas de gran valor ecológico, entre éstos cuatro clases de bosque, humedales herbáceos y arbóreos, dos importantes estuarios y un amplio llano aluvial.
Adaptado por Grupo Editorial EPR
Fuente original: Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico, Descripción de las áreas y reservas naturales del fideicomiso de conservación de Puerto Rico.
Fuentes adicionales: Ficha sobre esta hacienda del Catálogo de Propiedades, Registro Nacional de Lugares Históricos.
Oficina Estatal de Conservación Histórica, Oficina del Gobernador, 1995.
Publicado: 15 de septiembre de 2014.