De todos los movimientos poblacionales ocurridos en Puerto Rico durante el siglo XX, la inmigración de extranjeros ha sido el menos estudiado debido a la poca importancia numérica que tuvo hasta el pasado inmediato. Para 1940, por ejemplo, residían en la Isla 13,117 personas nacidas en el exterior, equivalente a menos del uno por ciento de la población total de Puerto Rico. De ese grupo, poco más de la mitad (6,639) eran estadounidenses y unas 2,500 personas eran oriundas de España. El resto provenía principalmente de las Indias Occidentales, de algunos países europeos (Reino Unido, Francia, Alemania), el resto de América Latina y Canadá (Cuadro 1) .
Como consecuencia de los cambios económicos ocurridos en Puerto Rico a partir de 1940, el flujo de personas nacidas fuera de la Isla ha aumentado en forma consistente y acelerada. De 1940 a 1970 se registra un aumento considerable en la cantidad de personas provenientes de Estados Unidos, de 8,078 a 134,437. Una parte está constituida por hijos de emigrantes puertorriqueños nacidos en Estados Unidos que han inmigrado a la Isla durante las últimas décadas. Por otra parte, los acontecimientos políticos ocurridos en Cuba durante la década del sesenta resultaron en una emigración en masa y miles de cubanos inmigraron a Puerto Rico. De acuerdo con el censo de 1970, residían en la Isla 26,000 personas nacidas en Cuba, en contraste con sólo 1,092 en 1960. Por razones diferentes, la población de dominicanos residentes en Puerto Rico también aumentó significativamente de 1,765 personas en 1960 a 6,407 personas en 1970.
En los aspectos demográficos, la población cubana residente en la Isla es el grupo que más difiere de la población nativa puertorriqueña. Es una población de edad más avanzada con un marcado déficit de varones y con una mayor proporción de personas casadas. El matrimonio consensual es prácticamente inexistente entre los cubanos y en su inmensa mayoría el jefe de familia es el hombre. La mujer cubana residente en Puerto Rico es la menos fecunda de los grupos comparados. Por otra parte, los dominicanos ubicados en la Isla son el grupo que más se asemeja a la población puertorriqueña desde el punto de vista demográfico.
Entre los cuatro grupos poblacionales comparados, los cubanos se destacan en varios aspectos educativos, mientras los puertorriqueños ocupan la posición más desventajosa. La mediana de años de escuela completados para los cubanos era de poco más de 12 años, cifra similar a la de los estadounidenses residentes en la Isla. Los dominicanos tenían una mediana de 8.3 años de escuela completados y los puertorriqueños sólo 6.5 años. En otras palabras, el nivel de instrucción del adulto cubano y estadounidense promedio residente en la Isla era casi el doble del de los nativos puertorriqueños.
La gran mayoría de los inmigrantes estadounidenses, cubanos y dominicanos estaban dedicados a los servicios, especialmente los cubanos, entre quienes esta actividad era la fuente de trabajo para el 70% de ellos. El comercio constituía la actividad principal de los cubanos, ya que empleaba al 37% de ellos. Dentro de esta categoría, el comercio al detalle era el renglón más importante, que empleaba el 28%. Para los dominicanos, el comercio también constituía la principal fuente de trabajo, aunque la construcción y los servicios profesionales eran también actividades de importancia. Para los estadounidenses, la rama de actividad económica de mayor importancia eran los servicios profesionales, siguiéndole la transportación y el comercio. Estos grupos de inmigrantes contrastan en este aspecto con los puertorriqueños nativos, para quienes la manufactura representaba la mayor fuente de trabajo.
En cuanto a la ocupación se refiere, también existen marcadas diferencias entre los inmigrantes residentes en la Isla y la población nativa puertorriqueña, así como entre los tres grupos de inmigrantes. Estos últimos tenían una mayor proporción de su población empleada en ocupaciones de cuello blanco. Para los puertorriqueños esta cifra era de 35%, de 44% para los dominicanos y de 55% para los estadounidenses. Sin embargo, entre los cubanos la proporción dedicada a ocupaciones de cuello blanco alcanzaba la magnitud de 78%, más del doble de la cifra correspondiente a los puertorriqueños. Las ocupaciones más comunes entre la población extranjera son los profesionales, vendedores y oficinistas, mientras que entre los puertorriqueños éstas son los operarios, oficinistas y trabajadores en servicio (excepto el doméstico).
Con relación al ingreso, los cubanos parecen ser el grupo más favorecido, mientras los puertorriqueños ocupan la posición más baja. Entre las personas de 14 años o más que tuvieron ingresos, los cubanos se destacan sobre los demás grupos, con un ingreso mediano anual de $4,458. Esta cifra es 40% mayor que la de los dominicanos, 60% mayor que la de los estadounidenses y 123% superior a la mediana de ingreso de la población nativa puertorriqueña, que era de sólo $1,197.
Uno de los hechos más claros y evidentes del análisis realizado es que los cubanos residentes en la Isla constituyen un grupo selecto que se distingue marcadamente de la población nativa de ascendencia puertorriqueña, así como de los estadounidenses y dominicanos residentes en Puerto Rico. A pesar de ser un grupo numéricamente pequeño, su gran visibilidad e impacto en la comunidad puertorriqueña se deben, por un lado, a que se ha concentrado en el área metropolitana de San Juan, donde reside casi el 85% de ellos y, por otro lado, a sus atributos socioeconómicos y demográficos.
Los datos censales ponen de manifiesto que los cubanos residentes en la Isla constituyen una élite que se distingue claramente en la sociedad puertorriqueña. Por su parte, los inmigrantes dominicanos en Puerto Rico, aun cuando se asemejan en sus características demográficas a la población nativa de ascendencia puertorriqueña, difieren de forma significativa de ésta en los aspectos socioeconómicos, configuran otro grupo selecto en la sociedad puertorriqueña.
Autor: José L Vázquez Calzada
Publicado: 16 de septiembre de 2014