El seis es una de las expresiones musicales típicas de Puerto Rico; como tal, es uno de los bailes de garabato, es decir, bailado por las clases populares, específicamente por los jíbaros –la población campesina puertorriqueña. Este era un baile muy alegre en el que participaban originalmente, seis parejas posicionadas en dos hileras; los hombres frente a las mujeres. En la rutina del seis, los bailarines se cruzaban y zapateaban en determinados compases que antecedían el valse.
No se sabe con certeza cuáles son los orígenes del seis. Probablemente éste provino de una combinación de tradiciones musicales españolas con expresiones nativas que se originaron en las montañas puertorriqueñas. Fue muy popular lo que se cree garantizó su sobrevivencia hasta los tiempos modernos.
En siglos pasados para interpretar la música del seis se utilizaban, la bordonúa, el tiple y el requinto. En la actualidad, se interpreta al son del cuatro, la guitarra y el güiro; en ocasiones se incluye el bongó. La guitarra y el güiro producen el ritmo del seis, que es un compás de dos tiempos: dos por cuatro. Este ritmo se caracteriza por su forma sencilla de acompañamiento, que generalmente se basa en acordes fundamentales. La melodía también es sencilla, ésta la suplen el cuatro y la guitarra.
Por lo general, el patrón rítmico, que varía entre cuatro u ocho compases, se repite constantemente en los interludios cuando el cuatro o el tiple lo adornan, mientras el trovador canta. Normalmente, estos instrumentos comienzan con un preludio que define el tipo de seis que se va a tocar, luego el trovador canta y entrelaza con interludios e improvisaciones, donde el músico hace alarde de sus habilidades con el instrumento. El final del seis se caracteriza porque generalmente se vuelve a tocar la melodía del preludio, atado a una coda tradicional que termina en la tónica.
El seis se canta utilizando la décima espinela, o décima de diez versos octosílabos, y en muy pocas ocasiones, también se canta con cuartetas octosílabas. Muchas veces termina con un pie forzado, verso que sirve de motivo para terminar la décima que improvisa el trovador.
Existen un sinnúmero de variantes del seis; éstas adquieren su nombre de diferentes fuentes: su coreografía, como: del chorreao, zapateao, bombeao, enojao, amarrao, valseao, matatoros, ñangotao, y el seis del machete; del nombre de una persona, pueblo o región, como: el bayamonés, del Dorado, de Oriente, viequense, el antillano, el cayeyano, el cagüeño, el de Pepe Orne y el de Andino; por el ritmo, como el seis tumbao y el una y una; por la forma de cantarse, como el seis con décimas y el controversia; y por la influencia de otros géneros musicales, como el seis milonga o el milonguero.
Adaptado por Grupo Editorial EPR
Fuente original: Francisco Marrero Ocasio, Los instrumentos de cuerda en Puerto Rico, 2003. CD Vuelvo a mi Estrella. Taller Musical Retablo.
Autor: Grupo Editorial EPRL
Publicado: 28 de agosto de 2014