En Puerto Rico se le conoce como mundillo al encaje de bolillos o de torchón. Ya para el siglo XIX este arte se practicaba en la Isla en la confección de adornos para prendas de alta costura como la del clero. El conocimiento de este arte ha pasado de generación en generación hasta la actualidad.
El encaje es un tejido de mallas, lazadas o calados, con flores, figuras u otras labores, que se hace con bolillos de madera en los que se enrolla el hilo, aguja de coser, aguja de gancho o de ganchillos o bien con una máquina. El tejido se realiza al entretejer los bolillos que se entrecruzan formando torsiones y otros puntos. Para crear el encaje, la tejedora utiliza un patrón de papel o de algodón, sobre el cual se encuentra un diseño que incluye líneas y puntos. El patrón se coloca en la almohadilla del mundillo y se sujeta con alfileres.
Los tipos de puntadas tienen nombres como: claro, brusela, araña, mosca, margarita y almagro. La tejedora combina estas diferentes puntadas con las torsiones, trenzados o enlaces para crear la forma del patrón. Con el encaje que se produce se adornan pañuelos, collares, botines y vestidos para infantes, así como guayaberas y vestidos de novia, manteles para mesas, etc.
Algunos estudiosos piensan que el encaje de bolillos se comenzó a producir en Flandes durante la Edad Media. Otros proponen que se originó en Egipto entre los siglos VI y VII, o en Italia o Francia. Se piensa que llegó a España de uno de estos lugares. Incluso algunos afirman que llegó a Flandes desde España, ya que ésta había estado bajo el dominio español en el siglo XVI. Es posible que haya llegado a Puerto Rico a través de España, pero otra teoría postula que fueron residentes haitianos en el siglo XIX quienes lo trajeron consigo.
Proliferó particularmente en los pueblos de Moca, Isabela y Aguadilla. Algunos estudiosos han encontrado que poco después de la fundación de Moca (1772) ya existían tiendas que vendían encajes de mundillo hechos por tejedoras del pueblo y de áreas aledañas. También, se distribuía mundillo en Aguadilla Y Mayagüez.
La creación de encaje es una tarea laboriosa y delicada que consume mucho tiempo, por lo que resultaba costosa. El clero podía asumir los gastos y comisionaba trabajos en mundillo para su vestimenta y los atuendos de las figuras de los santos. Además, también se empleaba para adornar los vestidos de los infantes y vestidos nupciales, entre otros.
A lo largo de la historia del mundillo en Puerto Rico, las tejedoras hacían esta labor por encargo, desde sus casas. En la década de 1940 se decretó una ley que estipulaba que las trabajadoras de la aguja tenían que laborar en fábricas. Esto afectó la producción de esta obra artesanal. Sin embargo, con los esfuerzos del Instituto de Cultura Puertorriqueña y otras personas interesadas en conservar el patrimonio cultural isleño, el encaje de mundillo, al igual que varios otros productos artesanales, no han quedado en el olvido. Se han creado talleres para que personas interesadas puedan aprender este arte.
En la actualidad, las tejedoras exhiben y venden sus creaciones en ferias de artesanía y festivales. En el 2004, se inauguró el Museo del Mundillo en Moca, municipio considerado la “Capital del Mundillo”.
Referencias:
Martínez, Elena. “The Queen of Mundillo: Rosa Elena Egipciaco”. Voices 29 (2003). Web.
Santiago, Annie. Imaginación, hilos y espacios: el encaje de mundillo en Puerto Rico. Catálogo de exhibición. San Juan, P. R. : Museo y Centro de Estudios Humanísticos Dra. Josefina Camacho de la Nuez de la Universidad del Turabo, 2010. Impreso.
Portal del Museo del Mundillo en Moca.
Publicado: 9 de septiembre de 2014.