Las últimas dos décadas de dominación española se conocen como la edad de oro de la región montañosa de Puerto Rico. Durante un corto periodo (1876-1898), el café se convirtió en el fruto principal de la agricultura sustituyendo al azúcar, que había sido el producto principal de exportación entre 1820 y 1876. El auge del café se debió principalmente, al aumento en la demanda internacional por este producto.
El café transformó los municipios de la región oeste central en centros culturales y en focos de discusión intelectual y política. Este fue el caso de Maricao, pueblo localizado en la Cordillera Central, en el corazón de las montañas que se extienden hacia el centro occidental de Puerto Rico. Durante esta época, este fue uno de los pueblos más prósperos de la Isla.
El territorio maricaeño había iniciado el cultivo del café cerca del 1755. Para ese entonces, Maricao era un barrio de San Germán, pueblo localizado en el Oeste de la Isla. Ya para el 1776 el café se había convertido en su principal cosecha junto con una gran variedad de frutos menores. Como resultado, una gran cantidad de puertorriqueños emigraron a la región en busca de trabajo y mejores condiciones de vida. Con el aumento de la población se incrementó la relativa riqueza de la zona, la cuál se basaba primordialmente en la producción agrícola. A mediados del siglo XIX, el número de habitantes y de las fincas era suficiente como para requerir en cada barrio un comisionado o representante del alcalde.
A finales del siglo XIX, en Maricao existían 95 haciendas y 153 estancias de café. Según el censo oficial del 1868, la población era de 6,311 habitantes y para 1871 había aumentado a 8,507. Durante el último cuarto del siglo XIX el aumento registrado, tanto en la población como en la riqueza agrícola y comercial, convirtió al barrio de Maricao en el más importante de la región.
En sus comienzos, el comercio maricaeño se daba mayormente con San Germán, aunque la falta de vías de transportación apropiadas resultó en que los comerciantes comenzaran a llevar su producto a Mayagüez, pueblo colindante con Maricao y desde cuyo puerto se enviaba el producto a Europa. Maricao se convirtió a nivel internacional, en una de las jurisdicciones más ricas en producción de café. Por su calidad, el grano cultivado en tierras maricaeñas, fue cobrando fama en muchos mercados, incluido Cuba, que fue un comprador significativo, hasta después de la Segunda Guerra Mundial.
La llegada del siglo XX trajo cambios drásticos que afectaron marcadamente el desarrollo de la municipalidad. Entre los de mayor relevancia se encuentran los causados por varios huracanes que impactaron la región, así como el cambio de soberanía en el 1898. El panorama cambió totalmente para el hasta entonces, próspero pueblo de Maricao. Muchas familias tuvieron que cerrar parcial o totalmente sus fincas y propiedades, o venderlas, ante la acumulación de deudas.
En la actualidad, un número considerable de familias se dedican a la agricultura a pesar de la crisis por la que ha pasado la industria cafetalera. La mayor parte de las aproximadamente 24,233 cuerdas que componen el pueblo de Maricao son dedicadas al cultivo del café, frutos menores y cítricos.
Adaptado por Grupo Editorial EPR
Fuente original: Maricao y sus haciendas cafetaleras, Instituto de Cultura Puertorriqueña, Sede Regional del Oeste, Proyecto subvencionado por la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades.
Publicado: 17 de septiembre de 2014.