La Danza fue la primera música nacional puertorriqueña de acuerdo a la mayoría de los musicólogos. Ha sido símbolo del criollo desde sus comienzos y no sorprende que el himno nacional de Puerto Rico sea una danza.
Hay diferentes versiones sobre el origen de la Danza Puertorriqueña. Pero la mayoría de los expertos coincide en que sus comienzos fueron alrededor del año 1840. Algunos investigadores le atribuyen su procedencia de España y Venezuela, pero la versión más aceptada es la de Fernando Callejo quien le atribuye una procedencia cubana. Para esa época llegaron a Puerto Rico unos jóvenes de Cuba que trajeron con ellos una nueva modalidad de baile para parejas solas que se caracterizaba por una gran cadencia rítmica. El nuevo estilo contrastaba con la contradanza de procedencia española que era la que dominaba como baile social en la Isla. La nueva música era llamada «habanera» y se bailaba en parejas de un modo libre lo cual fue del agrado de la juventud de entonces. A principio se utilizaba música cubana, pero más tarde los compositores criollos fueron componiendo la suya propia.
El nuevo baile fue rechazado por escandaloso por la alta sociedad conservadora de ese tiempo. Algunos títulos de aquellas primeras danzas nos dan idea de su estilo: “La sapa”, “El rabo del puerco”, “Ay, yo quiero comer mondongo”, “El tereque”, “La charrasca”, y otras por el mismo estilo. Tal vez por el hecho de que al bailarla las parejas estaban muy unidas, el gobernador Don Juan de la Pezuela emitió un bando en 1849 prohibiéndola, pero el mismo no tuvo éxito. Por el contrario, la prohibición aumentó su popularidad, como suele ocurrir.
La danza puertorriqueña que surge de la habanera estaba definida para 1870 con una nueva modalidad que tuvo por centro la ciudad de Ponce y por originador al pianista y compositor sanjuanero Manuel G. Tavárez. Conocido como el Padre de la Danza, Tavárez acababa de regresar de sus estudios de piano en el Conservatorio de Paris y se muda a Ponce. En esa ciudad, estiliza y depura la danza puertorriqueña con una obra mayormente pianística. Entre sus obras más conocidas se encuentran Margarita y La sensitiva.
Fue el ponceño Juan Morel Campos, quien llevaría la danza a su mayor desarrollo como género musical. Discípulo y sucesor de Tavárez, Morel Campos organizó su propia orquesta, La Lira ponceña, y compuso danzas mayormente para ser bailadas. Por esa razón logró popularizarla y fue el compositor más prolífico con más de doscientas danzas. Su obra estuvo mayormente inspirada en el amor y la mujer, lo cual se refleja en sus títulos: Felices días, Vano empeño, Maldito amor, Idilio, De tu lado al paraíso, Mis penas, Laura y Georgina, entre tantas otras.
La danza tradicional consta de cuatro partes: una introducción también conocida como «paseo», seguida de dos temas, y luego un tercer tema conocido como «canto de bombardino» donde usualmente ese instrumento dejaba su rol de acompañante para tomar la melodía como solista. Luego del canto de bombardino usualmente se recapitula el primer tema y concluye la obra. Casi todas las partes se repiten.
Actualmente la danza no ocupa un lugar prominente en los bailes populares, pero está logrando aceptación como baile folclórico y como música de salón, siendo interpretada éxitosamente en presentaciones de solistas y agrupaciones de música «clásica». Sobre todo, como indica nuestro compositor Amaury Veray, la danza «ha permanecido como expresión y símbolo de puertorriqueñidad”.
Autor: Luciano Quiñones
Publicado: 11 de septiembre de 2014