En Puerto Rico se suele hacer referencia al término crimen como sinónimo de delito, es decir, aquel acto u omisión que desde el punto de vista jurídico implica una violación a una ley penal. Se entiende por criminalidad al conjunto de conductas delictivas cometidas en un tiempo y espacio determinados. No obstante, desde el punto de vista criminológico, partir exclusivamente de la definición legal de crimen (delito) plantea varias dificultades. Una de ellas es que tanto el concepto de crimen como el de criminalidad excluyen otros actos que conllevan violaciones a los derechos humanos y que muchas veces no son tipificados por ley como delitos.
Las estadísticas del crimen
Para conocer acerca de la incidencia criminal, por lo general, en Puerto Rico se parte del análisis de los datos estadísticos sobre los denominados delitos Tipo I. Estos datos son recopilados por la Policía de Puerto Rico basados en el sistema de clasificación de las categorías delictivas incluidas en los informes uniformes de crímenes del Negociado Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés). En este sistema se clasifican los delitos en dos rubros principales: Delitos Tipo I (ciertos delitos informados) y Delitos Tipo II (arrestos por las demás delitos). Los delitos Tipo I incluyen asesinato y homicidio, robo, violación, agresión agravada, escalamiento, apropiación ilegal y hurto de auto. Los delitos Tipo I no informan sobre toda la criminalidad, ya que están limitados a los siete delitos seleccionados en los años treinta como los de mayor probabilidad de ser informados.
En el 2000 se comenzó a implantar un nuevo sistema para informar la incidencia delictiva en el país: el Sistema Nacional de Información Basado en Incidentes (NIBRS, por sus siglas en inglés) correspondiente a la jurisdicción de Puerto Rico. La Policía de Puerto Rico cuenta con la Oficina de Estadísticas de la Criminalidad, cuya función principal es administrar, recopilar, analizar, revisar, registrar y controlar los datos estadísticos basados en los informes de incidentes sometidos. Este sistema incluye 41 categorías, 31 de ellas en Delitos Clase A y 10 en Delitos Clase B, de las cuales algunas no se usaban como indicadores de criminalidad en décadas pasadas. Un estudio publicado por la Oficina de Asuntos de la Juventud en 2002 señala que “estos cambios han producido disloques informativos difíciles de entender, los cuales no concuerdan con la percepción pública sobre el crimen”.
La realidad de la incidencia delictiva

Delitos Tipos I – Puerto Rico 1980 al 2005
La tabla adjunta resume el crecimiento de la incidencia delictiva en Puerto Rico, por décadas, desde 1960-1980. En ella se observa que para el 1960 Puerto Rico tenía una población de 2,359,800 habitantes y registró una incidencia criminal (Delitos Tipo I) de 33,272 crímenes. (Véase la Tabla 1)[Tabla 1]. Esto reflejó una tasa de 1,410 delitos Tipo I por cada 100,000 habitantes. De los 33,272 delitos Tipo I, el 19.4% fueron delitos de violencia personal y el 80.6% delitos contra la propiedad. En ese momento histórico, uno de cada 71 habitantes en la Isla estaba en riesgo de convertirse en víctima del crimen.
En 1970 la población aumentó a 2,712,033 habitantes y la incidencia delictiva se duplicó a 66,470 delitos Tipo I, con una tasa de 2,451 delitos Tipo I por cada 100,000 habitantes. Los delitos de violencia personal aumentaron a 21.3% y según las estadísticas oficiales, para 1970 uno de cada 40 habitantes estaba en riesgo de ser víctima de delito. A partir de la década de los sesenta comenzó a sentirse el impacto del trasiego de drogas ilícitas y su relación con la incidencia criminal.
Para 1980 las estadísticas reflejaron un aumento constante en la criminalidad (Tabla 2)[Tabla2]. La población aumentó a 3,196,520 habitantes y la incidencia criminal mostró un incremento de cerca de un 50% hasta alcanzar la cifra de 92,180 delitos Tipo I. Esto se tradujo en una tasa de 2,884 delitos Tipo I por cada 100,000 habitantes y en un incremento de 400 delitos Tipo I por cada 100,000 habitantes, comparado con la década anterior. El estudio publicado por la Oficina de Asuntos de la Juventud cuestionó que para 1980 se informara que la proporción de delitos de violencia personal se había reducido a 18.3% del total, ya que no hay explicación confiable sobre esta reducción. Sin embargo, dicho estudio advierte que el nivel de riesgo fue de una víctima de delitos Tipo I por cada 35 habitantes. La década de 1980 se caracterizó por un incremento en los delitos vinculados con el narcotráfico, la proliferación de armas de fuego y un aumento en las tasas de asesinatos y robos.
En 1990, con una población de 3,522,037 habitantes, Puerto Rico tuvo una incidencia criminal de 124,371 delitos Tipo I, lo que reflejó un aumento de casi 50%. La tasa de criminalidad para ese año fue de 3,531 delitos Tipo I por cada 100,000 habitantes, es decir, un incremento en tasa de casi 700 delitos Tipo I. La proporción de delitos de violencia personal aumentó a 24.1% y el nivel de riesgo vino a ser de una víctima por cada 29 habitantes. En 1992 la incidencia de delitos reportados alcanzó una cifra sin precedentes: 128,874, con una tasa de 3,600 delitos Tipo I por 100,000 habitantes. A partir de 1994 se comenzó a informar una reducción en los delitos Tipo I. Sin embargo, tales datos han sido cuestionados, especialmente a raíz de denuncias respecto a la manipulación de las estadísticas del crimen por parte de la Policía de Puerto Rico, sobre todo a partir de mediados de la década de 1990.
En el año 2000 se reportó una incidencia criminal de 75,379 delitos Tipo I, lo cual sería alrededor de un 40% inferior a las cifras del año 1990. Esto ocurrió, a pesar de que se había evidenciado un crecimiento en la población de la Isla en un 8.1%. En el 2002 se reflejó un aumento en la incidencia delictiva del país en comparación con el anterior: 90,790 delitos Tipo I. A partir del año 2003 la Policía de Puerto Rico informa una ligera reducción en los delitos Tipo I.
Existen dudas sobre las estadísticas oficiales del crimen en el país. De todas las estadísticas sociales, las estadísticas sobre la criminalidad son las menos confiables pues, además de la posibilidad de su manipulación, existe lo que se conoce como la cifra oculta del crimen, esto es, el volumen de delitos que no llegan al conocimiento de las autoridades o que no se registran oficialmente. Muchas violaciones a las leyes penales no se detectan; a veces se detectan pero no se reportan y otras, se detectan y se reportan pero las autoridades no toman acción al respecto. Además, las estadísticas oficiales del crimen suelen informar la denominada criminalidad convencional y excluir la no convencional como los delitos de cuello blanco, crímenes corporativos y la criminalidad transnacional, entre otros.
Delincuencia entre la población de jóvenes

Delitos de violencia y asesinatos en Puerto Rico
Más allá de las estadísticas reportadas, los analistas de la materia criminológica en la Isla señalan que la sociedad puertorriqueña se ha ido criminalizando en forma acelerada y alarmante. Además, los actos delictivos detectados son cada vez más violentos y son cada vez más jóvenes las personas victimarias y víctimas.
Un estudio realizado por el Centro para la Prevención de la Violencia Juvenil Hispana de la Universidad de Puerto Rico reveló que el homicidio fue la primera causa de muerte en Puerto Rico para jóvenes entre las edades de 15 a 29 años. El estudio publicado el 7 de abril de 2006 en el Morbidity and Mortality Weekly Report del Centro para el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) partió del análisis de certificados de defunciones y cubrió el periodo de 1999 a 2003. En Estados Unidos, la tasa de muertes por homicidio para el grupo de 15 a 29 años se redujo de 21.6 en 1993 a 13.4 en el 2003 por cada 100,000 habitantes de ese grupo etario. Es la segunda causa de muerte entre esas edades en ese país, mientras que en Puerto Rico constituye la primera causa para este sector de la población. Entre 1990 y 1999, el riesgo de muerte por homicidio en la Isla era uno de los más altos en el mundo, con una tasa de 23.2 muertes por homicidio por cada 100,000 habitantes, en contraste con la tasa mundial de 10.7 por casa 100,000 habitantes.
De 1999 a 2003, de los 3,613 homicidios en Puerto Rico, 2,303, (64%) ocurrieron entre personas menores de 30 años. De estos homicidios, 2,148 (93%) de las víctimas eran varones. El aumento entre jóvenes de 15 a 29 años de edad fue de 49.8 homicidios en 1999 a 54.1 en el 2003 por cada 100,000 personas de ese grupo. La mayoría de los homicidios fueron cometidos con armas de fuego. Ver Gráfica delitos de violencia y asesinatos en Puerto Rico. (Ver Gráfica 1).

Municipios con mayor cantidad de asesinatos y tasas de asesinatos
Tradicionalmente, la incidencia delictiva en la Isla ha sido mayor en los seis municipios que constituyen el área Metropolitana: San Juan, Bayamón, Carolina, Cataño, Guaynabo y Trujillo Alto. Esa tendencia parece estar cambiando en la década presente. A principios de los noventas el 60% de los asesinatos se producía en el área metropolitana. Aunque San Juan y Ponce son los municipios con mayor número de asesinatos al año, Loíza y Cataño son los de tasas más elevadas. Los municipios con mayores tasas se concentran en el área Metro, Este y Sur. Municipios con mayor cantidad de asesinatos y tasas de asesinatos (ver Tabla 3). Municipios con altas tasas de asesinatos.
La distribución de la violencia en Puerto Rico parece muy dispar, en comparación con otros países. Mientras el municipio Loíza presenta tasas de homicidio muy superiores a las de Colombia; Las Marías, Camuy o Lajas se sitúan por debajo de las tasas de países como Costa Rica y al nivel de Portugal.
Mapa de la distribución de la violencia en Puerto Rico. [Mapa PR distribución]
¿Criminalidad real o criminalidad aparente?
Aunque las autoridades policíacas han señalado que la incidencia delictiva en Puerto Rico ha evidenciado una reducción en los últimos años, se ha cuestionado la veracidad de las estadísticas oficiales del crimen. A lo anterior hay que añadir un tipo de actividad criminal poco informada o representada en las estadísticas: la denominada violencia institucional (la ejercida por la autoridad constituida a través de cualquiera de sus agencias o representantes) y la violencia institucionalizada (el maltrato de menores, mujeres, personas de edad avanzada e indocumentados, entre otros). Las estadísticas del crimen excluyen, además, los llamados crímenes de cuello blanco y la corrupción administrativa en las altas esferas gubernamentales y empresariales. Aún así, la incidencia delictiva en Puerto Rico todavía sigue siendo una de las más altas del mundo como se señala en un informe de la INTERPOL y que fuese publicado por COPREVI y por el periódico El Nuevo Día, el martes 11 de julio de 2006.
Autor: Dra. Lina Torres
Publicado: 16 de septiembre de 2014