Los cambios sociales, que a través de las distintas fases industriales han tenido lugar en Puerto Rico desde mediados del siglo XX, han promovido cambios demográficos y transformaciones en los patrones de comportamiento de la familia. La destrucción de la actividad agrícola que caracterizó la primera mitad del siglo pasado, se aceleró desde la década del 1960 e impulsó la concentración de la población en áreas urbanas.
La migración que tuvo lugar de un sitio a otro en la misma isla y la que se dirigió a Estados Unidos, mayormente de personas jóvenes, se intensificó durante la década de 1950. Este movimiento de la población separó a las familias y relajó los lazos de apoyo entre comunidades y parentelas extendidas. La partida de hombres jóvenes y mujeres en edad reproductiva mantuvo en las comunidades rurales a las familias de generaciones mayores y a las más vulnerables en términos económicos y sociales.
Las expectativas de una mejor calidad de vida promovidas por la industrialización, por su parte, resultaron en la formación de unidades familiares nucleares y reducidas. Las actitudes hacia la integración de la mujer al mundo del empleo, lo hacían más aceptable para las parejas que esperaban mejorar sus niveles de consumo y ofrecer mayores oportunidades a su prole. Junto al aumento en la escolaridad femenina, la tendencia de que las mujeres buscaran incorporarse al mundo del trabajo, promovió así familias cuyo tamaño era menor. La tasa total de fecundidad, que en 1950 era superior a 5 hijos (as) por mujer, se redujo a alrededor de 2 hijos (as) por mujer desde 1990. Esta reducción, a su vez, facilitaba a las mujeres una mayor participación laboral y social. Sobre todo, el cambio en la participación social de las mujeres tuvo el efecto de que en las familias en que ambos comparten responsabilidades económicas se promueven relaciones de pareja más equitativas en ciertos aspectos.
Otros cambios, no obstante, demostraron una propensión a la desintegración familiar, aunque apenas aumentaba la proporción de personas que vivían solas. La destrucción de la agricultura, el descenso en el empleo de industrias de mano de obra intensiva, y el adelanto en las industrias de alta tecnología han mantenido altísimos niveles de desempleo a través de las estrategias económicas que le sucedieron a la economía agrícola. Junto a la inseguridad económica, se han intensificado los problemas sociales que dificultan los vínculos familiares. En todos los sectores socioeconómicos ocurren desafíos a los patrones de autoridad masculina más estrictos, como eran las prohibiciones absolutas a que las mujeres salieran del hogar, o el ejercicio del control a través de la violencia hacia la pareja, que se encontraban cimentados en el poder económico por parte de los hombres. En la medida en que los hombres resisten estos cambios, han incrementado de forma dramática los divorcios. Según las mujeres divorciadas quedan solas como responsables de sus hijos e hijas, aumentan las familias con jefa mujer.
El aumento en expectativa de vida, superior entre las mujeres que entre los hombres, presenta, además, otros ajustes. Las viudas son también menos propensas a nuevos matrimonios que los viudos, y por lo tanto, contribuyen al incremento del número de las mujeres jefas de familia. Entre otros cambios, la generación de edad mediana, sobre todo las mujeres, también se ha visto en la necesidad de apoyar a estas generaciones mayores, cuando todavía mantienen responsabilidades con sus propios hijos(as). Surgen, simultáneamente, nuevas formas familiares en las que abuelos y, sobre todo abuelas, se encuentran al cuidado de nietos y nietas.
A estas transformaciones en los patrones de comportamiento de las familias, habría que añadir las parejas consensuales homosexuales y heterosexuales, redes entre amistades y otros patrones de convivencia que también han aumentando en Puerto Rico. Es importante reconocer esta diversidad de arreglos familiares y establecer las medidas para que existan como relaciones equitativas y de apoyo mutuo en nuestra sociedad.
Autor: Dra. Alice Colón Warren
Publicado: 16 de septiembre de 2014