Portada del libro de Emilio J. Pasarell.
Las artes de la representación son aquellas en las que el instrumento o medio de expresión principal es el mismo ser humano, quien representa una acción ante un público. Incluyen el teatro, la pantomima, la declamación y la danza, así como la ópera, la zarzuela y otros géneros de teatro musical. De todas ellas, el teatro es el género que más se ha desarrollado en Puerto Rico y ha sido, a lo largo de nuestra historia, expresión viva de lo que somos como pueblo.
La primera muestra de una representación teatral en Puerto Rico se remonta a tiempos de los antiguos pobladores antes de la conquista y colonización española. Se trata del areito de los taínos. Esta ceremonia tenía los elementos básicos del teatro: actor y público, además de vestuario, maquillaje, baile, poesía y música. Aunque el areito se siguió practicando hasta aproximadamente el año 1560, eventualmente desapareció con la exterminación de los indios.
El pueblo conquistador trajo a nuestras playas una nueva cultura y una nueva visión de mundo que muy pronto sustituyó la de los taínos. Las primeras actividades teatrales en Puerto Rico tras la llegada de los españoles se remontan al siglo XVII. Algunos documentos evidencian la presentación de comedias y autos sacramentales durante la celebración del Corpus Christi y otras solemnidades de la Iglesia Católica. De esa época solo se conservan cartas y documentos de los obispos que hacen referencia a bailes, comedias y máscaras que se entremezclaban con los actos litúrgicos, hecho censurado muchas veces por el clero. Las iglesias eran los únicos lugares permanentes de reunión pública para ese tiempo. Cuando los temas de las obras se tornaron inapropiados para los atrios de las iglesias, surgieron los tablados, concepto importado de España, que se utilizaron como espacio escénico.
Durante el siglo XVIII y como parte de las solemnidades religiosas, se continuó con la práctica de representar autos sacramentales y comedias profanas dentro y fuera de los templos. Clérigos y seglares participaban como actores. Los personajes femeninos eran interpretados por jóvenes, hasta mediados del siglo XVIII, cuando comenzaron a utilizar prostitutas y esclavas como actrices.
Con motivo de la muerte del rey Felipe V en 1746 y la sucesión de su hijo, Fernando VI, se celebraron en Puerto Rico varias festividades. Ante la pobreza reinante en la Isla y una gran epidemia que se extendió de enero hasta abril de 1747, los festejos no pudieron comenzar hasta mayo de 1747. Durante las celebraciones se representaron cuatro comedias. Para esa época existía la noción del “autor al uso”, que escribía sainetes para representarse al momento. Uno de ellos fue Lorenzo de Angulo, primer actor y dramaturgo puertorriqueño, según el historiador español Ángel López Cantos.
Los textos de Angulo, quien se inspiraba en el acontecer político y social de nuestro pueblo, no se publicaron porque en Puerto Rico no había imprenta todavía. Gracias a las referencias de cronistas de su tiempo, sabemos que para 1747 se improvisaban actos histriónicos y se representaban sainetes por las calles de San Juan.
En 1789, con motivo de la coronación del rey Carlos IV, se representaron en San Juan cuatro comedias sufragadas por el Regimiento de Nápoles. Fueron realizadas por estudiantes, gremios y por el mayordomo de entradas del Real Hospital en San Juan. No aparecen consignados los títulos de esas comedias.
Referencias:
López Cantos, Ángel. “Juegos y fiestas y diversiones en la América española”. Madrid; Editorial MAPFRE, 1992.
Pasarell, Emilio J. “Orígenes de la afición teatral en Puerto Rico”, Santurce; Editorial del Departamento de Instrucción Pública, 1970.
Autora: Profa. Gilda Orlandi
Publicado: 8 de septiembre de 2010
Revisión: Lizette Cabrera Salcedo