El sistema de faros de Puerto Rico consta de quince faros que se construyeron, en su mayoría, durante los últimos 25 años del siglo XIX. Estos sirvieron como guías y protectores de las rutas marítimas que rodeaban a la Isla, pues por su ubicación geográfica ha sido también, a través de su historia, lugar estratégico. En las aguas que rodean nuestro archipiélago se cruzan el Mar Caribe y el Océano Atlántico, una situación geográfica que provee fácil acceso al Golfo de México, a Centro y Sudamérica.
Durante el siglo XIX, Puerto Rico experimentó un gran desarrollo socioeconómico. En el ámbito de la agricultura comercial, la exportación de azúcar, café y tabaco aumentó voluminosamente. Simultáneamente, la Isla se expuso a una mayor dependencia del comercio internacional para su sostenimiento. A los fines de fortalecer la economía, se determinó mejorar los medios de comunicación y transporte. A partir de la década de 1820, la Corona española inició, además de la instalación de líneas de telégrafo, una serie de proyectos que incluyeron la construcción de carreteras, caminos, canales, puertos y faros.
En 1869, el gobierno español aprobó el primer plan de alumbrado marítimo para Puerto Rico, con el fin de servir a las embarcaciones que navegaban por sus aguas. Se proyectó la construcción de 14 faros alrededor de la Isla. El plan original -revisado en los años 1882, 1885 y finalmente en 1892- especificaba la arquitectura y clasificación de estas estructuras. Habría faros primarios y secundarios (o intermediarios).
Los faros están ubicados en terrenos prominentes y aislados, con buena visibilidad hacia el mar. Su arquitectura es de estilo neoclásico, con una planta rectangular construida en ladrillo y piedra, con un vestíbulo en el centro que dividía la estructura en dos partes iguales: vivienda para los torreros y almacenes. Las torres, a su vez, pueden ser internas, externas o adosadas y, por lo general, el diseño es hexagonal u octagonal.
La clasificación de los faros de Puerto Rico se hace en función del orden, es decir, la distancia que existe entre la llama, o foco de luz, y el conjunto de lentes. Los órdenes de clasificación -seis en total- no sólo se refieren a las características del lente, sino a la estructura en general y a su uso. Los faros de primer y segundo orden tienen una luz de mayor alcance para avisar a las embarcaciones de la proximidad a tierra; los de menor orden, cuyo alcance de luz es más limitado, demarcan puertos y bahías menores.
En 1898, cuando Puerto Rico pasa a ser territorio de Estados Unidos, la Guardia Costanera (GC) norteamericana asume la administración del sistema de faros de la Isla; GC se encargó entonces de instalar sistemas de iluminación automática en muchos de los faros durante el transcurso del siglo XX. En la actualidad, 11 faros siguen en funcionamiento y sólo 4 están inactivos.
Con el tiempo, estos legendarios faros se han deteriorado, aunque durante las últimas décadas -tanto el gobierno estatal como el federal- han mostrado interés por preservarlos como lo que son, monumentos históricos, por lo que se han gestionado varios proyectos de restauración. Algunos de estos ejemplos se hallan en Fajardo, Arecibo, Arroyo y Cabo Rojo.
El primer faro que se construyó en Puerto Rico fue el del Castillo San Felipe del Morro, en San Juan, en 1846. Los demás se encuentran en Aguadilla, Caja de Muertos, Culebra, Guánica, Mona, Maunabo, Ponce, Rincón y Vieques. El gobierno de Estados Unidos construyó un faro en una isla ubicada en el Pasaje de Vieques, cerca de la costa de Ceiba; pero fue demolido en 1966.
Los faros de Puerto Rico se consideran monumentos históricos a partir del 1981, cuando se incluyeron en el Registro Nacional de Lugares Históricos de Washington D.C. Luego, en el año 2000, se incluyeron en el Registro Nacional de Propiedades Históricas de Puerto Rico.
Adaptado por Grupo Editorial EPR
Fuente original: Nominación Temática: The Lighthouse System of Puerto Rico, 1846-1979. Oficina Estatal de Conservación Histórica.
Referencias
Sánchez Terry, Miguel Angel. Los faros españoles de ultramar, Madrid: Ministerio de Obras Públicas y Transporte, Centro de Publicaciones, 1992
Autor: Grupo Editorial EPRL
Publicado: 4 de septiembre de 2014