Centenario de la abolición de la esclavitud en Puerto Rico. Serigrafía realizada por José Rosa, 1973. Colección Museo de Historia, Antropología y Arte, Universidad de Puerto Rico, Río Piedras
El 22 de marzo de 1873 se aprobó en las Cortes de España la ley que eliminó la esclavitud en Puerto Rico. El decreto dejó en libertad a un total de 29,000 esclavos de ambos sexos, lo cual representaba un 5% de la población general en Puerto Rico. Según la ley los hacendados esclavistas recibirían indemnización por la pérdida de su “propiedad”.
La libertad de los hombres, mujeres, niñas y niños esclavizados fue condicionada, puesto que se obligó a los libertos a hacer contratos durante tres años luego de abolida la esclavitud. El mismo decreto establecía, además, que no habrían de tener derechos políticos hasta cinco años después. No obstante, la noticia fue celebrada por la mayoría de la población y la expectativa de que los negros atacarían a los blancos en gran escala (como había ocurrido en otras partes del Caribe como Haití) no se concretó.
En la historiografía puertorriqueña existen dos teorías sobre las causas de la abolición de la esclavitud. La primera se atribuye al trabajo de sectores liberales, dentro de la propia clase hacendada puertorriqueña, junto a antiesclavistas en la propia España. En ésta se inscriben los historiadores Arturo Morales Carrión y Luis M. Díaz Soler y es la que más adeptos ha tenido. La segunda, planteada por el historiador Benjamín Nistal-Moret (en su libro “Esclavos prófugos y cimarrones Puerto Rico, 1770-1870”), propone que fueron los propios esclavos quienes trabajaron su libertad erosionando “el sistema desde adentro” mediante querellas y demandas, fugas y el “cimarronaje limitado” (una fuga individual de corta duración, al cabo de la cual el esclavo volvía a la hacienda). Explica el historiador que fueron medidas de resistencia que desgastaron paulatinamente el sistema esclavista. Ambas teorías son correctas porque los esfuerzos de esclavos y de antiesclavistas funcionaron paralelamente y no hubieran triunfado el uno sin el otro.
La emancipación de los esclavos se constituyó en el primer objetivo de una generación de liberales criollos desde la mitad del siglo XIX. Antes de que la Guerra Civil en Estados Unidos pusiera fin a la esclavitud en forma cruenta, Ramón Emeterio Betances -quien había regresado de París graduado de Medicina- fundó en Mayagüez una sociedad abolicionista en 1858. Junto a Segundo Ruiz Belvis, José Francisco Basora y José Remigio Paradís, aprovecharon un bando (ley) del gobernador Pezuela para liberar esclavos, mediante su compra en la pila bautismal. Esta actividad abolicionista le costó a Betances su primer destierro de la Isla.
En 1865, el puertorriqueño Julio Vizcarrondo Coronado formó la Sociedad Abolicionista Española en Madrid para abogar por la liberación de los esclavos antillanos e inició una campaña para convencer a la opinión pública, a través de un periódico fundado para esos propósitos. Al año siguiente se convocó la Junta de Información y se escogieron tres reformistas puertorriqueños como comisionados: Segundo Ruiz Belvis, José Julián Acosta y Francisco Mariano Quiñones.
Aunque se suponía que meramente recomendaran medios para mejorar la vida del esclavo y la forma de instrumentar la coartación de los mayores de sesenta años, los tres comisionados se atrevieron a exigir “la abolición en su provincia de la funesta institución de la Esclavitud, la abolición con indemnización o sin ella…” Presentaron el argumento de que el trabajo del hombre libre resultaba más ventajoso que el del esclavo.
Las fuerzas esclavistas se movilizaron y en 1867 el gobernador Marchesi desterró a España a algunos reformistas independentistas que había en Puerto Rico, entre ellos Ramón Emeterio Betances y Segundo Ruiz Belvis. Antes de ser arrestados, éstos escaparon y desde Saint Thomas, Betances envió una proclama clandestina que serviría de consigna para la revolución que eventualmente se conoció como “Grito de Lares”. En la proclama, abolir la esclavitud encabezaba la lista de los Diez Mandamientos de los Hombres Libres.

Diez Mandamientos de los Hombres Libres

Indemnización a poseedores de esclavos: Cantidad pagada a los dueños de esclavos al éstos ser liberados en 1873. (Biblioteca del Congreso de Estados Unidos)
El 23 de septiembre de 1868 se inició el Grito de Lares. Participaron alrededor de 1,000 puertorriqueños pertenecientes a todas las clases sociales (hacendados, profesionales, jornaleros y esclavos). Se proponían lograr la separación de Puerto Rico de España. Aunque las autoridades españolas sofocaron el intento, cuando los revolucionarios ya habían tomado el pueblo de Lares y se dirigían a San Sebastián; este levantamiento aceleró la abolición de la esclavitud.
En 1870 Román Baldorioty de Castro acudió como diputado ante las Cortes y en un discurso se refirió a la esclavitud como un crimen. Por ese discurso se le prohibió a ejercer la enseñanza pública a su regreso a Puerto Rico. Sin embargo, el gobierno español aprobó ese mismo año una ley preparatoria conocida como la Ley Moret, que concedía la libertad a los nacidos luego de promulgada, y la libertad a los esclavos de sesenta años en adelante.. Estas medidas no complacieron a los abolicionistas y se pusieron en vigor con un año de retraso. Pero los censos demuestran que la población esclava se redujo en casi 5,000 personas, a pesar de todas las tretas utilizadas por los esclavistas para no liberar a los esclavos viejos. A la vez que bajaba el número de esclavos subía la producción local, lo que daba la razón a los abolicionistas. Sin embargo, los esclavistas y españoles incondicionales intentaron aplazar la abolición definitiva mediante tácticas de violencia en la Isla. Para los esclavistas, la mano de obra del trabajador libre no tenía la seguridad que proveía la esclavada, pues a los jornaleros no se les podía obligar a trabajar a todas horas y sin paga.
Entretanto, la propaganda antiesclavista había logrado que muchos españoles pidieran a las Cortes la abolición definitiva de la esclavitud. Hubo además presión diplomática por parte de Inglaterra y de Estados Unidos (cuyo presidente, Ulysses Grant, era el general victorioso en la Guerra Civil en la que se había resuelto el asunto de manera sangrienta). En 1872, el diputado puertorriqueño Joaquín María Sanromá presentó el proyecto de Abolición. Pero no fue hasta que en la propia España se proclamó la República (en febrero de 1873, al abdicar el rey Amadeo de Saboya) que los abolicionistas decidieron dar el paso definitivo. El mismo día que se disolvía el corto interludio republicano, antes de cerrar las Cortes, Sanromá propuso nuevamente el asunto. Finalmente, el 22 de marzo de ese año se presentó y aprobó la medida por unanimidad.
Referencias
Díaz, Luis M. “Historia de la esclavitud negra en Puerto Rico”. Río Piedras: Editorial Universitaria, Universidad de Puerto Rico, 1981.
“Ley del 4 de julio de 1870” (Ley Moret). https://sites.rootsweb.com/~poncepr/ley_moret.html. Consultada 27/2/2021.
“Ley de la Abolición de la Esclavitud en Puerto Rico”. https://www.preb.com/esclav/abolescl.htm. Consultada 27/2/2021.
Morales Carrión, Arturo. “El centenario de la abolición de la esclavitud: una visión histórica”. Discurso pronunciado ante la Asamblea Legislativa de Puerto Rico, 29 de marzo de 1973. San Juan: Asamblea Legislativa de Puerto Rico, [2013]. 9 páginas.
Moscoso, Francisco. “La revolución puertorriqueña de 1868: el Grito de Lares. San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 2003.
Nistal-Moret, Benjamín. “Esclavos prófugos y cimarrones Puerto Rico, 1770-1870”. Río Piedras: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1984.
Ruiz Belvis, Segundo. “Proyecto para la abolición de la esclavitud”. Río Piedras: Editorial Edil, 1978.
Autor: Dra. Ivonne Acosta
Publicado: 12 de septiembre de 2014
Revisado: Lizette Cabrera Salcedo, 27/2/2021